Más de 1.600 emprendedores y organizaciones productivas de todo el país recibieron, durante 2011, capacitaciones y asesoramiento técnico a través del programa Apoyo al Trabajo Popular (ATP )del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Desde el programa "articulamos con los centros INTI -existe uno por cada rubro productivo del país- y con las organizaciones o emprendedores particulares a través de capacitaciones y asistencias técnicas", dijo a Télam Yamila Mathon, coordinadora de ATP.
Lo que hacen es "dar respuestas tecnológicas para los emprendimientos, para que mejoren los procesos productivos, para que puedan pensar nuevas alternativas, para que analicen cuales son los costos, para que puedan rever sus procesos de gestión, para que tengan en cuenta los elementos a considerar al momento de armar un emprendimiento", enumeró.
Esta fase tiene que ver con la economía social en cuanto a emprendimientos productivos autogestionados, pero a lo largo de los años, el proyecto creció y se fue modificando.
"Fuimos identificando que, también conceptualmente, apoyar al trabajo popular es ofrecer cursos de oficios para que la persona haga su microemprendimiento o para que se reinserte en el mercado de relación de dependencia", explicó.
Una de las líneas de trabajo está relacionada con las capacitaciones gratuitas que se dictan en al Parque Tecnológico de Migueletes que posee el INTI San Martín, en el conurbano bonaerense.
"Son 60 cursos anuales que se replican todos los años y vamos sumando ofertas", contó Mathon; cursos que tienen que ver con alimentos, textiles, cueros, envases y embalajes, papel artesanal, químicos (champú y detergente) y diseño de productos.
Entregan también cuadernillos y el trabajo se articula gracias a la Red de Apoyo al Trabajo Popular "que integran 1.000 organizaciones de todo el país".
El otro eje incluye la asistencia técnica en el lugar del emprendimiento, donde también se puede sumar la capacitación; un profesional asesora en cuestiones tales como "que máquina conviene y cual no, cómo distribuirlas en el espacio, atender un plano, hacer un ensayo de un producto, asesorar sobre cómo se está confeccionando tal producto o los componentes químicos, por ejemplo", explicó la coordinadora del programa.
En este caso, para viajar, visitar y capacitar en el territorio a emprendedores "necesitamos de una organización no gubernamental o estatal que ofrezca la logística y viáticos y haga de contraparte".
María Nélida Rocha, de Roque Pérez, provincia de Buenos Aires, participó de uno de los cursos de elaboración de mermeladas "con una profesora buenísima, con la que aprendimos mucho", dijo a Télam.
A punto de jubilarse como docente, su proyecto es "generar un microemprendimiento con mis dulces, que hasta ahora, sólo hago para regalar".
ambién el municipio de Moreno firmó un convenio con el Instituto "brindando asistencia técnica y pautas de comercialización e higiene a emprendedores del partido", contó Natalia Kisman, a cargo del área de Economía Social.
"Fue una muy buena experiencia, con muy buen cupo y ahora tenemos ganas de continuar con otros talleres para nuestros emprendedores", agregó.
El programa nació en el año 2003 "como respuesta posterior a la crisis de 2001; hasta entonces el INTI atendía a las grandes y medianas empresas y aparece un gran acto social que es el emprendedor productivo" dijo.
Esta nueva realidad "está atada a los niveles altísimos de desocupación y la gente decide empezar a elaborar para comercializar y para el autoconsumo".
Para dar respuesta, el INTI "incluyó a la base social, a la economía social, a las bases populares como un actor a dar respuesta".
Desde entonces, han trabajado, entre muchas otras, con una organización de Florencio Varela a la que asesoraron sobre faenado de pequeños animales, diseño y tratamiento de afluentes.
En Mendoza asistieron a emprendedores que fabrican calzados artesanales, sobre la utilización de máquinas, qué hacer con los recortes, qué diseño les conviene y cómo dividir el trabajo.
Una panificadora de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, recibió apoyo en proceso productivo y elaboración, pero previamente, en manipulación higiénica de alimentos.
También un grupo de feriantes de la Comuna 10 de la ciudad de Buenos Aires se capacitó en el mismo rubro y otros emprendedores que hacen sillas con cintas plásticas, lo hicieron sobre ensayos para cintas de PVC.
De acuerdo a las estadísticas del programa, de las 1169 personas y organizaciones asistidas en 2011, el 58% optó por la capacitación y el 42% por la asistencia técnica y capacitaciones en territorio.
Tienen previsto hacer una evaluación de efectos "con la idea de tomar a un grupo de emprendedores, analizando el antes de su paso por el INTI, su situación a los 6 meses y al año, para lo que estamos elaborando la estrategia de abordaje, pensando en que es un ejercicio de investigación para modificar el trabajo en la práctica" concluyó Mathon.
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