En una aldea árida, polvorienta y vilipendiada como el pueblo de las prostitutas en el estado indio de Gujarat, Roshni Ben, de 42 años, está sentada sola en su choza de barro sin ventanas. Por lo general gana 50 rupias (1 dólar) por día. Su futuro está atrapado por la incertidumbre y la pobreza.
Padma Sarania, quien al igual que Roshni pidió que no se mencionara su verdadero nombre, sufre a sus poco más de veinte años un aislamiento social total porque se le ha diagnosticado VIH. Desde entonces, la población local no le permite beber del aljibe común.
Ambas mujeres, que forman parte de unas 100 trabajadoras sexuales, han sido víctimas de un tipo de prostitución impuesto por tradición en Vadia, donde viven unos 750 miembros de la tribu Sarania. En el poblado, en el distrito de Banaskantha, las niñas son obligadas a prostituirse en la adolescencia, incluso por sus propias familias.
Las saranias solían ser cantantes y bailarinas en las residencias de los círculos de poder local, y tras la independencia de India en 1947 pasaron a los ámbitos del juego y la prostitución, algo que marcó a todo el pueblo durante generaciones, ya que las hijas de las trabajadoras sexuales tampoco eran consideradas dignas para el matrimonio.
Sin embargo, este domingo 32 mujeres y muchachas contraen matrimonio o se comprometerán en una ceremonia múltiple que podría aliviar la opresión social.
"Será la primera vez en la India independiente que las mujeres de aquí romperán las cadenas de la prostitución", dice la coordinadora de la ONG Nomadic Community Support Group, Mittal Patel. La organización ha convencido a hombres y muchachos de otros poblados para contraer matrimonio.
"Ahora que existen novios, el negocio de la prostitución morirá solo", asegura Patel. "Esperamos que estas bodas impliquen una revolución social para las mujeres del lugar".
El gobierno local respaldó la moción y se comprometió a brindar programas de rehabilitación para mejorar las vidas de las mujeres. Los intentos pasados del gobierno por erradicar la prostitución suministrando tierras para el trabajo agrícola fallaron debido a la falta de riego.
"Otorgaremos 5.000 rupias en efectivo y brindaremos cursos vocacionales. Las muchachas serán un ejemplo para otras niñas, las alentarán a abandonar ese negocio. Para nosotros será un esfuerzo continuo, un proyecto permanente", dice Patel.
El grupo también está colaborando para que las mujeres como Padma puedan hacer por ejemplo artesanías que les permitan obtener un ingreso de unas 200 rupias diarias.
"Las mujeres están construyendo su propio sistema de sustento", dice Padma.
La gran mayoría de los pobladores espera las ceremonias del domingo con gran expectativa. Sin embargo, no todo son rosas: algunos empleados del grupo como Sharda Bhaati han recibido amenazas de muerte, ya que no todos quieren que el proyecto siga adelante.
Pero Bhaati muestra confianza. "Las mujeres nos respaldan, al menos la mitad del pueblo nos respalda, así es que no bajaremos los brazos".
Pese a que Vadia se encuentra en uno de los estados más desarrollados de India, es un claro ejemplo de lo que deben enfrentar muchas de las mujeres y muchachas del país. La transformación social que se está buscando en el lugar puede sentar precedente para las mujeres de otras tribus que han corrido una suerte similar.
"La gente no va a mirar más desde arriba a nuestro pueblo", dice una trabajadora sexual cuya hija contraerá matrimonio.
"Nuestras hijas ya no llevarán una vida humillante. Construirán hogares como las niñas normales y tendrán una vida de dignidad".
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff