El secretario de un partido islámico propuso, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, que la próxima constitución de Túnez incluya para los hombres el derecho a tener junto a su legítima esposa también una odalisca (esclava virgen del harén generalmente destinada al concubinato).
Túnez es el primer país musulmán que estrena democracia con un Parlamento integrado por mitades entre hombres y mujeres, algo de lo que todavía están lejos muchos Estados del llamado primer mundo, occidental y cristiano.
La propuesta fue dirigida oficialmente a los miembros de la
Asamblea Constituyente tunecina, desde hace meses empantanados
en furiosas discusiones sobre la redacción de la futura
Constitución del país, sobre la cual pesa la sombra de
la sharia (ley coránica).
El responsable de la iniciativa es Bahri Jlassi, presidente
del Partido para la Apertura y la Fidelidad, una formación
política cercana a los fieles del Islam y firme partidaria de la
cancelación de muchos puntos centrales del Túnez laico.
El político pidió que en la futura Constitución se restituya a los hombres la posibilidad de unir a su esposa oficial una odalisca: más precisamente una "jarya", como las que atestaban los harenes y esran consideradas prácticamente esclavas, primero vírgenes pero luego generalmente destinadas a someterse al hombre de la casa.
La idea, considerada una provocación, fue desestimada por un compacto número de mujeres que de distintos partidos componen buena parte del Parlamento, que deberá elevar para su aprobación a través del voto popular, profundas reformas del sistema electoral del país que entre otras innovaciones se destaca un alto porcentaje de cupo femenino para la integración de todos los poderes del estado.
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