Puede parecer publicidad de la empresa, pero es importante porque podría tener muchas aplicaciones..." Así comenzó recientemente a presentar uno de los temas del día la reportera encargada de la sección Tecnología de BBC Mundo, Anahí Aradas, durante la reunión editorial de la mañana.
Se refería a unos anteojos de realidad aumentada que estaba desarrollando Google.
Y explicó que, más allá del interés de la compañía en promocionar sus gafas que tratan de integrar el mundo virtual con el concreto, esta tecnología podría ser muy útil en el futuro: desde guiarnos en la reparación del motor de un automóvil hasta ver subtítulos en tiempo real cuando, por ejemplo, tenemos enfrente a un chino que nos habla en su lengua.
Sin embargo, otro tema como el lanzamiento de la versión de prueba de Windows 8 no mereció la misma cobertura, ya que se trató justamente de eso, de un ensayo del sistema operativo mejorado. Si hubiera sido el lanzamiento al mercado del nuevo Windows acabado, quizás otro hubiese sido el cantar.
En todo caso, lo que nos importa es que nuestra colega de BBC Mundo
resumió un debate de fondo que va y viene en la redacción pero nunca nos
abandona.
Firmas tecnológicas o de internet como Apple, Samsung, Microsoft, Facebook y la ya mencionada Google nos bombardean -en cantidad y frecuencia - con nuevos productos y servicios, "grandes innovaciones" o cambios en su forma de operar. Y en ocasiones señalan los defectos de sus competidores.
Pero, ¿cuándo vale la pena informar sobre lo que difunden los departamentos de comunicaciones de esas compañías? ¿Cómo determinar, en cada caso, cuando es noticia y cuándo es publicidad? La frontera a veces es nítida, pero en ocasiones es difusa y nos obliga a aguzar nuestra mirada periodística.
La semana pasada, por ejemplo, la Feria Mundial de Celulares en Barcelona les planteó un interesante examen a los medios de comunicación, ya que muchas de las 10.000 empresas allí presentes prometían -y promocionaban ávidamente- una "revolución" en el universo de los teléfonos inteligentes.
El especialista en tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones, visitó la exposición y, con un abordaje crítico, les preguntó a algunos representantes de esas compañías cuál era concretamente su innovación en un mercado casi saturado.
Cellan-Jones se encontró con que a varios de ellos les costaba sostener sus argumentos grandilocuentes, ya que apenas mencionaban una cámara con más megapíxeles, una pantalla con mejor calidad de imagen o un nuevo y atractivo diseño... Insuficiente para fundamentar una revolución, ¿no?
Claro que, en medio de la oferta de semejante cantidad empresas, la feria ofrecía algunas perlas y BBC Mundo hizo un resumen de ellas, además de explicar cómo han cambiado los hábitos de los consumidores.
La novedad tecnológica -positiva o negativa, pero sobre todo la positiva- puede seducirnos y hacer que la frontera entre noticia y publicidad sea difícil de precisar, como les comentaba antes.
Sin embargo, al mínimo síntoma de enamoramiento debemos actuar con la frialdad de un rompecorazones, tomar distancia y volver a la pregunta esencial: ¿cuándo se justifica informar sobre lo que se presenta como una noticia (o aspira a convertirse en ella) en el ámbito de la tecnología?
Y aquí, sin más, cito lo que dice la guía de valores periodísticos de la BBC sobre este tema: "Debemos asegurarnos de que cualquier referencia a un producto o servicio de marca esté claramente justificada desde el punto de vista editorial".
Este enunciado tan fundamental como sencillo significa que sólo informamos sobre aquellas novedades tecnológicas que afectan o conciernen a muchos consumidores o usuarios, o que marcan una nueva tendencia o dan una vuelta de tuerca a la experiencia del público. Siempre, claro, desde una posición alejada, evitando presentar los productos o servicios bajo una luz superlativa o excesivamente adversa.
Para el periodista, esto requiere un esfuerzo de investigación, comparación y contextualización. Estoy seguro de que el resultado (una explicación y con frecuencia una serie de consejos prácticos) es agradecido por la audiencia.
Al hablar de una compañía no hay que dejar de explorar lo que están haciendo los rivales.
La guía de la BBC dice, además, que no debe darse prominencia a determinado producto o servicio en detrimento del resto cuando no hay una razón editorial para ello.
Es decir que si -por ejemplo- informamos sobre algún desarrollo de los dispositivos o del sistema operativo de Apple, empresa que cuenta con una potente maquinaria de promoción pero también con un enorme número de entusiastas entre el público, no debemos olvidarnos de mirar lo que están haciendo rivales como Android, Samsung o Blackberry.
En la redacción de BBC Mundo se escuchan cada tanto comentarios como "esta semana ha habido muchas noticias sobre Google". Son frases que, más que hastío, connotan una sana desconfianza en todo aquello que proviene de los departamentos de comunicaciones de Silicon Valley y sus semejantes.
Si algo ha quedado claro en nuestra experiencia es que, en los filones de la tecnología, no todo lo que brilla es oro periodístico.
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