"Una vez en el lecho del río, estos devoradores de hombres no parecían vernos como presas"
Adam Britton, experto en cocodrilos
Como depredadores prehistóricos, los cocodrilos tienen una temible reputación de devoradores de hombres, pero se sabe poco de su conducta bajo el agua. Ahora los científicos están arriesgando sus vidas para estudiar a los reptiles en su hábitat natural.
¿Pero puede ser seguro bucear con un cocodrilo?
Han estado en nuestro planeta durante más de 100 millones de años, pero mucho del comportamiento de los cocodrilos sigue siendo un misterio, ya que pasan un 80% de sus vidas bajo el agua.
Los cocodrilos del Nilo pueden crecer hasta alcanzar 6 metros de largo, vivir hasta los 100 años y pesar hasta media tonelada. Los cocodrilos adultos tienen la mordida más fuerte que cualquier animal, y no discriminan sobre lo que comen: puede ser un ñu, un pescado o un ser humano.
"Una vez en el lecho del río, estos devoradores de hombres no parecían vernos como presas"
Adam Britton, experto en cocodrilos
El cocodrilo del Nilo es una especie protegida en Botswana según la ley de la vida silvestre, y la población de cocodrilos está creciendo lentamente mientras aumentan los niveles de agua y está disponible un mayor hábitat.
Pero, al crecer también la población humana, suben los ataques de cocodrilos. Las cifras muestran que 55% de los ataques de cocodrilos son fatales y se espera que, al entender el comportamiento de estos reptiles, se puedan salvar vidas.
¿Cómo podemos saber más acerca de los cocodrilos silvestres, cuando es tan peligroso meterse con ellos al agua?
El zoólogo Adam Britton ha estado estudiando a los cocodrilos durante casi 18 años, y se dirigió al Delta del Okavango en Botswana para conducir un proyecto piloto de una semana que investigó dónde se esconden antes de atacar y cómo detectan a sus presas.
El equipo fue dirigido por los expermientados buzos Andrea Crawford y Brad Bestelink, quienes desarrollaron protocolos de seguridad para garantizar que los buzos no fueran heridos.
"Tan pronto como un cocodrilo desaparece bajo el agua, no sabemos qué ocurre... y aunque han sido estudiados en cautiverio, nunca podemos estar seguros de que el animal se está comportando naturalmente o no".
"Normalmente si quieres hacer algo con un cocodrilo, tienes que atraparlo y arrastrarlo a un bote, y uno de los problemas con esto es que los cocodrilos se estresan increíblemente y pueden pasar varios días para que se recuperen. Si manipulas mal a un cocodrilo cuando lo atrapas, no hará nada durante una semana y puedes perder todo ese tiempo de recolección de datos", dice.
Bucear con los cocodrilos para observarlos y llevar a cabo experimentos iniciales era la única manera de recopilar información, así que los buceadores expertos Brad Bestelink y Andrea Crawford tuvieron que seguir pautas estrictas para reducir las probabilidades de un ataque.
Britton afirma que "los cocodrilos apuntan a presas en la superficie, de modo que la principal 'zona de peligro' es metiéndose y saliendo del agua".
"Lo primero es llegar al fondo. Una vez en el lecho del río, estos devoradores de hombres no parecían vernos como presas, y podíamos estudiar sus sentidos, sus movimientos, y descubrir dónde escogían esconderse, todo sin ser atacados.
"Establecimos que mientras las circunstancias sean las correctas, al cocodrilo no le molesta que lo observemos bajo el agua".
Los miembros del equipo observaron a cocodrilos "caminando" en el fondo del río, lo cual los ayuda a conservar energía, y descubrieron que incluso podían tocarles las colas, siempre que no hicieran movimientos repentinos y se mantuvieran lejos de sus cabezas.
Sin embargo, tomando precauciones adicionales, la investigación bajo el agua se llevó a cabo en los meses de invierno, cuando había menos cocodrilos, y sólo cuando la visibilidad era mejor.
Los cocodrilos respiran aire, pero pueden retardar los latidos de sus corazones a sólo unos pocos por hora, lo que les facilita mantenerse bajo el agua durante más de una hora cada vez. ¿Entonces dónde se esconden?
"Queríamos saber dónde descansan... así que tuvimos que entrar a 'cuevas de cocodrilos'" expresó el doctor Britton.
"Estas son áreas bajo riberas, donde sobresalen las riberas, donde el agua es ligeramente más caliente y muy tranquila, y si miras hacia arriba, el cocodrilo tiene una mejor visión de lo que está en la superficie: las siluetas a contraluz".
Britton dice tener una hipótesis sobre por qué los cocodrilos gravitan en estos lugares. "Comparar estas áreas con aquellas en el principal canal mostró, como se podía esperar, que eran preferibles no sólo como refugio, sino también para cazar.
"Es probable que los cocodrilos estén usando algunas de estas áreas para escuchar, probar y observar señales de actividad (de presas y de otros cocodrilos) antes de salir a investigar".
Al descubrir estos lugares de descanso, el equipo es capaz de aconsejar a buceadores, nadadores y otros usuarios del río que se mantengan en áreas de flujo rápido del río, si desean evitar un ataque.
Britton también desea saber qué tan bien ven los cocodrilos bajo el agua. Los cocodrilos tienen un tercer párpado: una membrana transparente que cierran cuando están bajo el agua. Su hipótesis era que, por lo menos, serían capaces de ver sombras y formas a través de ellos.
"Probamos la visión del cocodrilo usando un objeto de color claro (una bola de poliestireno) y reaccionó tan pronto como al estar a un metro de su cabeza", comenta.
"Hemos mostrado con toda claridad que los cocodrilos tienen una visión razonable bajo el agua, suficiente como para detectar objetos relativamente pequeños a una notable distancia de su cabeza, y suficiente para detectar objetos más grandes más lejos.
"También pueden ver siluetas, como objetos sobre ellos, con facilidad. Obviamente, el agua tiene que estar lo suficientemente clara como para permitirlo, y este no es siempre el caso para los cocodrilos en la naturaleza".
Asimismo, acotó que descubrieron que los cocodrilos tienen un excelente oído bajo el agua, y son capaces de detectar frecuencias bajas inaudibles para el oído humano y vibraciones a varios metros de distancia. Pero es un aspecto que también requiere más estudios.
"Sabemos por el modo en que atrapan peces bajo el agua que son muy sensibles a las vibraciones... y tienen receptores en sus quijadas que se disparan", afirma Britton.
"Descubrimos que eran capaces de detectar el sonido que estábamos transmitiendo para hablar con el bote. Fue sólo cuando paramos de usar los transmisores que pudimos acercarnos más a ellos".
Nadie ha determinado aún el rango de frecuencias al que los cocodrilos son sensibles bajo el agua, ni establecido el papel de los pliegues de sus oídos para modular sonidos, dice Britton.
Él espera que su investigación mejore la seguridad humana en áreas infestadas de cocodrilos y volverá al Delta del Okavango este año.
"La próxima vez espero ser capaz de recolectar muestras de tejido de colas de cocodrilo, que abrirán toda una caja de Pandora de oportunidades para estudiar".
"Hay un gran apuro por convertir el Delta del Okavango en área de conservación de cocodrilos, y esto nos ayudará a establecer el movimiento genético de los cocodrilos en distintas áreas y a encontrar dónde puedan estar las áreas de apareamiento".
Britton afirma que es importante proteger a los reptiles, pues son parte integral del ecosistema del Okavango, pero hay un conflicto entre la gente local y la especie.
"Mejorar la seguridad para la gente que vive y trabaja en el Okavango y alrededores será un factor crítico para convencerlos de que toleren a los cocodrilos".
"Sólo podemos hacer eso una vez que tengamos un mejor entendimiento del riesgo potencial que los cocodrilos presentan a la gente a través de su comportamiento".
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