Generalmente los tucumanos somos pocos proclives a saludar a los choferes de ómnibus cuando ascendemos al mismo. Un buen día, buena tarde o buena noche al conductor de ese imponente vehículo rompería ese hielo que existe entre chofer y pasajero.Pero no es así
Casi
nadie dice un saludo y casi nadie
contesta si hay uno. Una pena porque sería de muy buena onda ese pequeño y gran
gesto de respeto. Lo peor es que en la
mayoría de los escasos saludos de los pasajeros, es
menor todavía la respuesta del “capitán” del colectivo.
Conducir
criteriosamente requiere de mucha atención de quien lo hace es cierto,
también la concentración en este caótico tránsito tucumano es fundamental, .La
atención a los espejos retrovisores, puertas, pasajeros, vendedores, esquinas,
paradas, frenadas y arranques y
semáforos deben hacer que la tensión no
baje casi nunca.
También es destacable la actitud de aquellos pasajeros que viajan diariamente pensando en “agredir” a los choferes. Para esos, haga lo que haga el conductor nada estará bien . Ascienden al colectivo buscando “pelea”
Una sonrisa y un saludo harían más saludable el trabajo y los viajes.
Daniel A. Villalba
villalbadaniel07@gmail.com
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