Eleuterio Flores Hala, alias Artemio, el jefe del grupo guerrillero Sendero Luminoso capturado el domingo por el gobierno de Perú, será procesado también por narcotráfico si la Procuraduría Antiterrorista logra reunir pruebas contundentes y su juicio durará un año o menos, anunciaron fuentes oficiales.
Artemio permanecía este lunes internado en el Hospital de la Policía Nacional, en Lima, donde este domingo fue intervenido quirúrgicamente, y se estimaba que este martes será dado de alta, informó el diario El Comercio en su sitio web.
Cuando salga del hospital, Artemio será trasladado a la sede de la
Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía
Nacional, donde permanecerá alojado dos semanas durante las cuales será
interrogado por el equipo a cargo de la fiscal Wendy Calero, quien ayer
presenció el operativo en el que el cabecilla fue apresado.
Una vez que concluya ese interrogatorio, las autoridades resolverán en
qué centro penitenciario quedará recluido Artemio a la espera del
juicio.
Mientras tanto, comenzaron a ser interrogados los otros dos senderistas
capturados este domingo junto a Artemio, de quienes sólo trascendieron
sus alias, Cubillas y Lánder.
Además de por delitos relacionados con la actividad terrorista, Artemio
será juzgado también por narcotráfico siempre y cuando la Procuraduría
Antiterrorista consiga pruebas contundentes, afirmó la secretaria
técnica del Consejo de Defensa Jurídica del Estado, María del Pilar
Sosa.
“Si es que en las investigaciones preliminares hay indicios de que él
participó directamente, o su grupo, a través de delitos como tráfico
ilícito de drogas o lavado de activos, se incorporará en la
investigación”, explicó Sosa a la agencia noticiosa estatal Andina.
Por otra parte, el fiscal de la Nación, José Peláez, estimó que el
juicio a Artemio puede durar un año o tal vez un poco menos, lo cual
dependerá de la dedicación que pueda darle al tema el Poder Judicial.
“En la medida en que hagamos que se dediquen exclusivamente a este caso
podemos concluir en un año, o quizás un poco menos, este proceso que
tiene una serie de ramificaciones, porque van a ser acumulados otros
procesos que se están siguiendo contra este ciudadano Artemio en el
interior del país también”, señaló.
Peláez ratificó lo que ya había anticipado ayer en el sentido que, según
los delitos que se le imputan y la tipificación que de ellos hace el
Código Penal, a Artemio le correspondería recibir una pena de cadena
perpetua.
El jefe guerrillero ingresó ayer en el hospital policial con una mano
fracturada, la otra con una herida infectada y un impacto de bala en el
tórax que no afectaba órganos vitales ni representaba una situación de
peligro, informaron fuentes médicas citadas por la agencia de noticias
DPA.
Fue capturado por tropas del Ejército y la Policía Nacional en la zona
del Alto Huallaga, en la selva amazónica, tres días después de que la
prensa local divulgara la versión de que había sido herido de bala,
probablemente por algún lugarteniente tentado por cobrar la recompensa
de cinco millones de dólares ofrecida por el gobierno de Estados Unidos.
Artemio fue hallado solo en una choza, tirado en un colchón y con
dificultades para moverse, pues los hombres que lo custodiaban lo
abandonaron al notar la llegada de las tropas regulares, confiaron
participantes de la operación.
En ese momento, el cabecilla no intentó resistirse y sólo pidió que no
lo mataran. Después, cuando era trasladado por vía aérea hacia Lima,
sufrió una crisis de pánico que lo llevó a gritar frases como “Soy un
comando y quiero pelear contra Chile”, según mostraron grabaciones
captadas con un teléfono móvil.
Artemio era el único de los líderes históricos de Sendero Luminoso que permanecía libre.
Esa organización fue desarticulada a mediados de los años 90, al cabo de
un conflicto interno que duró casi dos décadas y causó cerca de 70.000
muertos, según datos de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
Sin embargo, permanecen activas dos columnas, una en el Alto Huallaga y
la otra en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE), una zona de selva
alta ubicada a unos 650 kilómetros al sudeste de Lima.
Según las autoridades, esas fracciones remanentes operan en connivencia con organizaciones narcotraficantes.
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