Investigadores argentinos trabajan en el desarrollo de un sencillo dispositivo para reducir la presencia de arsénico en el agua que utilizan algunas poblaciones rurales.
El tema es de vital importancia para pueblos de una franja central del territorio argentino, donde parte del agua subterránea contiene naturalmente un alto componente de arsénico, lo cual constituye un serio problema de salud pública debido al poder cancerígeno y neurotóxico del elemento.
Emprendió la tarea un grupo de investigadores de la División Química del
Agua y del Suelo del Centro Atómico Constituyentes de la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA), bajo la dirección de Daniel
Cicerone.
El grupo desarrolla un reactor de tres columnas de plástico que utiliza
como componente esencial huesos de vaca, los que tras un sencillo
proceso de calcinado y trituración, logran retener el arsénico del agua
potable.
La contaminación con arsénico puede estar naturalmente en el agua o llegar a ella por la actividad humana.
En una franja continua noroeste-sudeste, desde la Cordillera hasta la
costa rionegrina aproximadamente, la población rural está expuesta a lo
que se ha definido como hidroarsenicismo crónico regional endémico
(Hacre).
Esa enfermedad es provocada por la ingestión continua de agua con
valores de arsénico superiores a cierto nivel, que calcula la
Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que se espera que este
dispositivo sea una gran contribución.
El material elegido para hacer funcionar al reactor es la
hidroxiapatita, una sustancia que los científicos de la CNEA vienen
estudiando desde 2000.
La hidroxiapatita es un mineral que está presente en los huesos y tiene
la capacidad de inmovilizar contaminantes como antimonio, cadmio, zinc,
cobalto y arsénico, según lo prueban diversos trabajos realizados por el
grupo de investigadores.
"Se forma una unión estable entre los sitios reactivos del material y el
contaminante, y queda éste retenido en la fase sólida porosa” del
dispositivo, aseguró Juan Daniel Grande Cobián, químico especializado en
este tema.
Grande Cobián agregó que el reactor que están diseñando está
especialmente pensado para entornos rurales y aislados, en donde muchas
veces no se tiene acceso a la energía eléctrica.
“Por eso, buscamos un material que puede ser obtenido fácilmente en el
campo y afín a la identidad cultural del poblador. La idea fue crear un
equipo de fácil operación y mantenimiento, con acciones que se pueden
llevar a cabo en su totalidad en la misma comunidad rural”, afirmó.
El investigador explicó que "una vez calcinado, el hueso debe ser
triturado. Esto puede realizarse con trituradoras de maíz, morteros o
hasta con un palo de amasar. Finalmente, el material obtenido se tamiza
para poder utilizar sólo las partículas milimétricas".
Según Grande Cobián, “este tamaño de partícula asegura que el agua fluya
y al mismo tiempo tenga un tiempo medio de residencia con la
hidroxiapatita como para que los contaminantes pasen de la fase líquida a
la fase sólida”, o sea, sean capturadas químicamente por las partículas
de hueso y salgan del agua.
El modelo de reactor propuesto por los investigadores consiste en tres
columnas de plástico rellenas de hidroxiapatita, que funcionan por
gravedad.
El aparato “posee un tanque de polietileno conectado a una mochila de
baño clásica que, por acción del flotante, suministra presión constante
de agua arsenical sobre la cabeza de la primera columna. Entonces, a
medida que el agua fluye a través de las columnas de hidroxiapatita, se
va descontaminando”.
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