En el ámbito del Simposio internacional “Hacia la curación y la renovación”, que se está celebrando en la Pontificia Universidad Gregoriana con el objetivo de permitir a la Iglesia dar una respuesta global sobre los abusos sexuales contra menores y personas vulnerables cometidos por miembros del clero, esta mañana monseñor Charles Scicluna, Promotor de Justicia del Estado de la Ciudad del Vaticano intervino con una exposición sobre “La búsqueda de la verdad en casos de abuso sexual: Un deber moral y jurídico”.
Monseñor Scicluna –dice una nota de Radio Vaticana- comenzó recordando que en plena Segunda Guerra Mundial, en 1942, el Siervo de Dios Pío XII dirigió un discurso profético a la Rota Romana con respecto a la certeza moral necesaria para dictar sentencia, en el que advertía que “la verdad es la ley de la justicia”. Que “el mundo tiene necesidad de la verdad que es justicia, y de la justicia que es verdad”.
Por esta razón manifestó su convicción de que la respuesta de la Iglesia “al triste fenómeno de los abusos sexuales de menores debe estar siempre determinada por una búsqueda sincera de la verdad y la justicia”.
El promotor de Justicia inspiró su ponencia en un discurso que el beato Juan Pablo II dirigió a la Rota Romana en 1994, en el que abordaba este tema tan fundamental que es la verdad como base de la justicia. Y destacó que en su alocución, el Papa Wojtyla presentaba una serie de enseñanzas que aplicó a los casos de abuso sexual de menores, cometido por clérigos agrupándolas en torno a cinco puntos o principios. A saber:
Que “el amor por la verdad tiene que traducirse necesariamente en amor por la justicia y en el consiguiente compromiso de establecer la verdad en las relaciones en el seno de la sociedad humana.
En segundo lugar, la enseñanza del Beato Juan Pablo II de que la verdad constituye la base de la justicia explica por qué es erróneo e injusto aplicar la ley del silencio. Mientras “otros enemigos de la verdad son la negación deliberada de hechos conocidos y la preocupación fuera de lugar por dar absoluta prioridad al buen nombre de la institución en detrimento de la legítima revelación de un delito”.
El tercer principio señala que el respeto de la verdad genera confianza en el Estado de Derecho, mientras la falta de respeto por la misma genera desconfianza y sospechas.
El cuarto principio afirma que la protección de los derechos se aplica en el contexto de la preocupación por el bien común, puesto que “la ley eclesiástica se preocupa de proteger los derechos de cada uno en el contexto de los deberes de todos hacia el bien común”.
El quinto principio puntualiza que el respeto por las leyes procesales evita desafortunadas distorsiones de la naturaleza “pastoral” de la ley de la Iglesia. Al respecto, añadió que “Ninguna estrategia de prevención de los abusos de menores funcionará si carece de compromiso y credibilidad”.
Finalmente monseñor Charles Scicluna afirmó en su conclusión que “las palabras de nuestro Santo Padre Benedicto XVI nos recuerdan lo que afirma el Señor en el Evangelio de Juan: ‘La verdad los hará libres’”. De modo que “la búsqueda sincera de la verdad y la justicia es la mejor respuesta que podemos proporcionar al triste fenómeno del abuso de menores por parte de clérigos”, concluyó.(AICA)
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