La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró que su país está “abierto para recibir al pueblo haitiano” y aclaró que el reciente cambio de reglas para la concesión de visas a haitianos tiene como objetivo “garantizar el acceso en condiciones de seguridad y dignidad, y, al mismo tiempo, combatir el tráfico de personas”.
Tras la reunión que sostuvo con su colega local, Michel Martelly, Rousseff anunció también la reducción, de 2.200 a 1.900 efectivos, de las tropas brasileñas que integran la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), informaron las agencias de noticias ABR, DPA y Prensa Latina.
El de la migración de haitianos a Brasil fue uno de los principales asuntos de
la conversación entre los mandatarios.
El mes pasado, el gobierno brasileño decidió regularizar la situación de cerca
de 4.000 haitianos y creó una visa especial para las personas provenientes de
la isla.
Esa medida obedeció a una migración masiva de haitianos que se originó a partir
de enero de 2010, cuando un sismo destruyó extensas superficies de territorio
haitiano y causó la muerte de unas 230.000 personas. Se estima que sólo en los
últimos meses llegaron a Brasil unos 5.000 haitianos.
“Reafirmo el doble propósito de la política de visa: garantizar el acceso en
condiciones de seguridad y dignidad, y, al mismo tiempo, combatir el tráfico de
personas, en lo que tenemos cooperación con países vecinos”, señaló Rousseff.
La mandataria reprobó la acción de los “coyotes”, como se llama a las personas
que conducen ilegalmente a inmigrantes a través de las fronteras, a cambio de
una paga.
“Debemos combatir a esos criminales que se aprovechan de la vulnerabilidad de
las familias, exponiéndolas a situaciones inhumanas durante la travesía, además
de explotarlas cobrándoles precios exorbitantes”, sostuvo.
Rousseff anunció también la reducción del contingente de militares brasileños
que integran la Minustah, que está integrada en total por unos 11.600 efectivos
de varios países, liderados precisamente por Brasil.
La presencia de soldados brasileños en la Minustah había sido reforzada luego
del terremoto que devastó a Haití en enero de 2010 y ahora volverá a tener el
tamaño que tenía antes de esa catástrofe.
La presidenta destacó que esa decisión forma parte de la reducción gradual de
la presencia militar, como parte de una nueva estrategia de seguridad para
Haití.
“Tenemos que pensar a largo plazo y, por eso, una comisión va a ser instalada
para evaluar la seguridad en la medida en que haya una reducción sistemática de
las tropas de la Minustah”, indicó.
Al margen de las cuestiones migratorias y militares, Rousseff también conversó
con Martelly sobre medidas de apoyo al desarrollo
económico y la reconstrucción del país antillano.
La agenda de la breve visita de Rousseff incluyó un encuentro con representantes de organizaciones no gubernamentales brasileñas que se dedican a la ayuda humanitaria en Haití y una visita al batallón brasileño en la Minustah.
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