Un panel internacional de Alto Nivel de Naciones Unidas presentó este lunes en Addis Abeba, capital de Etiopía, un manifiesto donde enfatiza la urgencia de establecer una sólida política de sustentabilidad que asegure el futuro de la gente y del planeta.
El documento, suscripto por 22 personalidades, contiene 56
recomendaciones y fue entregado al Secretario General de la ONU, Ban
Ki-Moon, con énfasis en la necesidad de promover cambios efectivos en
las políticas del denominado “desarrollo sostenible”, y para diseñar “un
futuro que valga la pena”.
El manifiesto proclama que “las señales son claras y necesitamos cambiar
dramáticamente: comenzando por la manera en que concebimos las
relaciones entre nosotros, con las generaciones futuras, y con los
ecosistemas que nos sostienen.”
“Con 7.000 millones de personas habitando nuestro planeta, es tiempo de
reflexionar sobre el rumbo actual, pues nos hallamos en una encrucijada,
y proseguir en la misma senda colocará a la gente y al planeta en una
creciente situación de peligro”, añade el preámbulo del testimonio.
Concebido como aporte a la venidera cumbre Río+20 que será celebrada en
junio próximo en Brasil, el manifiesto se titula “Gente Resiliente,
Planeta Resiliente” y reclama indicadores económicos que vayan más allá
del tradicional Producto Bruto Interno.
La “resiliencia” es un concepto de reciente adopción en la jerga
socio-política internacional, y ecológicamente es considerada como la
capacidad que tienen las comunidades para soportar perturbaciones. En
psicología, representa la capacidad de los grupos o las personas de
sobreponerse al dolor emocional para continuar con la propia vida.
Al recibir las recomendaciones, el Secretario General expresó que
“necesitamos una nueva cartografía, un curso más sustentable para el
futuro, que fortalezca la equidad y el crecimiento económico, a la vez
que protege al planeta”.
Para asumir las dimensiones del desafío que plantea la realidad
geopolítica actual, los panelistas sostienen que “debemos reconocer que
tal desafío incluye estilos de vida y pautas de producción y consumo que
son insostenibles, a lo cual se suma el impacto del incremento
poblacional.”
Y añaden: “A medida que la población mundial crezca a 9.000 millones
hacia el 2040, y el número de los miembros de las clases medias suban a
3.000 millones dentro de dos décadas, el mundo requerirá por lo menos un
50 por ciento más de alimentos, un 45 por ciento más de energía, y 30
por ciento más de agua”.
El panel fue establecido por Ban Ki-Moon en agosto de 2010 y lo
co-presidieron el Presidente de Finlandia, Tarja Halonen, y el
presidente de Sudáfrica, Jabob Zuma, con énfasis en la importancia de la
ciencia como guía esencial para tomar decisiones en el plano de las
sustentabilidad.
Entre las personalidades que avalan el alegato, aparece Gro Harlem
Brundtland, ex primera ministra de Noruega y titular de la Comisión
Mundial que en 1986 produjo para la cumbre ECO-92 el informe titulado
“Nuestro Futuro Común”, que instituyó la metáfora “desarrollo
sostenible”.
Y entre los 22 componentes el panel figuran Izabella Mónica Vieira
Teixeira, ministra del Ambiente de Brasil; Zheng Guoguang, administrador
de la Agencia Meteorológica de China; Yukio Hatoyama, ex Primer
Ministro de Japón; y Cristina Narbona Ruiz, ex Ministra del Ambiente de
España.
Otras personalidades representativas del grupo son Julia Carabias Lillo,
ex Secretaria del Ambiente de México; Jairam Ramesh, Ministro de
Desarrollo Rural de India; y Kevin Rudd, Ministro de Relaciones
Exteriores y ex Primer Ministro de Australia.
Un punto de singular relevancia dentro de los postulados del documento
afirma que “la escala de inversión, innovación, desarrollo tecnológico y
creación de empleos que se requieren para el desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza está fuera del alcance del sector público”.
Ello abre un amplio campo de incógnitas en un mundo hoy dominado por las
finanzas de los mercados, poderosas corporaciones productoras de
energía, y partidarios del capitalismo tradicional, cuya adopción de
“premisas verdes” son repudiadas por amplios sectores de la sociedad
civil.
Rumbo a Río+20, las aguas siguen dividiéndose, como acaba de verse al
final del Foro Social Temático realizado en Porto Alegre (Brasil), donde
los activistas repudiaron la “economía verde” y proclamaron que los
ciudadanos del mundo deberán ocupar las calles en junio de 2012, “como
reclamo de justicia social y ambiental”.
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