Promediaban 40 minutos del primer tiempo. San Martín había igualado el marcador y se acomodaba mejor en la cancha, sin embargo un inadaptado arrojó un petardo que explotó cerca de un jugador de Alumni y Acosta, el árbitro del partido decidió suspenderlo. La hinchada ciruja otra vez noticia debido a la violencia.
Un petardo explotó cerca de Federico Silvestre, jugador de Alumni, ayer, durante el partido que el equipo de Villa María disputaba con San Martín en La Ciudadela. El árbitro Acosta decidió suspenderlo ya que no estaba dadas las condiciones para reanudar el cotejo.
Cuatro médicos, entre ellos el de la Policía de Tucumán, manifestó que "el jugador estaba simulando. El árbitro nos pidió un informe, pero el jugador estaba en condiciones de jugar. De los cuatro médicos que estábamos atendiendo al jugador, tres coincidimos en que estaba en condiciones de seguir, pero el médico del plantel consideraba lo contrario".
La agresión se produjo a los 40 minutos, luego del segundo gol de San Martín, el del empate. El "santo" arrancó ganando, con un gol de penal a cargo de Gustavo Balvorín. Alumni lo dio vuelta, con dos tantos de Marcos Godoy, hasta que Víctor Beraldi marcó el empate.
La semana pasada, Atlético Tucumán derrotó a su archirival y la situación derivó en desmanes por las inmediaciones del Monumental, donde se rompieron ventanas, puertas y autos. Ahora cuando se reanuda el Torneo Argentino A, la violencia nuevamente fue la protagonista de la jornada, esa vez, debido a un hincha irresponsable que arrojó un petardo. A pesar de que un grupo de médicos aseguró que el jugador estaba en condiciones de seguir, el árbitro Acosta hizo lo correcto. Situaciones de esta naturaleza no pueden tolerarse en un espectáculo deportivo. El problema no pasa por la exageración del jugador, que puede o no haber existido, la picardía en el fútbol no es nueva, sino en lo ocurrido, siempre que petardos o cualquier otro tipo de proyectiles caigan dentro de una cancha no se puede seguir. La violencia en el fútbol no permite concesiones en este aspecto.
Los hinchas deberán aprender a ver un partido, a ser meros espectadores, caso contrario no deberían asistir a un estadio. La tarde nuevamente se tiño de rojo debido a una actitud lamentable, violenta, ridícula y poco inteligente. El que paga los platos rotos siempre es el club.
Sebastián Ganzburg
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