La inclemente ola de feminicidios en Guatemala, uno de los países del mundo con mayor incidencia en estos crímenes, generó acciones gubernamentales, sociales y de dos premios Nobel para intentar detener está barbarie contra las mujeres de cifras pavorosas
Por Danilo Valladares, para IPS
Según información de la Comisión Presidencial contra el Racismo, en 2011
las mujeres que perdieron la vida en hechos violentos en este país
fueron 705, la mayoría por arma de fuego y por causa de su género,
frente a las 675 del año precedente.
Ante esta realidad, el país ha querido reaccionar desde diversos ámbitos y expresiones.
El 24 de este mes, el recién estrenado presidente, el derechista y
general retirado Otto Pérez Molina, creó una "fuerza de tarea contra el
femicidio", como se llama en Guatemala a los asesinatos de género,
aunque las organizaciones de mujeres determinaron que feminicidio define
el fenómeno de asesinadas por su feminidad.
Esta unidad se dedicará a labores de inteligencia e investigación para
impedir los homicidios de mujeres, tendrá al frente a la exfiscal Mirna
Carrera y dependerá del Ministerio de Gobernación, encargado de la
seguridad interna.
"El femicidio se está posicionando como una política de estado y se
envía un mensaje a los agresores de que existe la voluntad de no tolerar
estas acciones y de penalizarlas", dijo a IPS la representante del no
gubernamental Observatorio contra el Femicidio, Mayra Sandoval.
La activista reconoció que el gobierno que comenzó su gestión cuatrienal
el día 14 y cuyo lema de campaña fue "Mano Dura" contra la
delincuencia, "está preocupado por la violencia en general".
Pero en el caso de la fuerza de tarea contra el feminicidio, "habría que
analizar si las personas que la integran saben manejar la escena del
crimen de una mujer", cuestionó.
Sandoval consideró importante la reacción del gobierno frente estos
hechos aunque "también debe haber un trabajo de prevención puesto que,
de lo contrario, solo vamos a estar tapando baches sin que terminemos de
solucionar este problema".
Guatemala, de 14 millones de habitantes, es considerado junto con
México, uno de los países con mayor índice de femicidios en el mundo.
Así, entre 2000 y 2010 fueron asesinadas por violencia de género 5.200
mujeres en este país, según cifras policiales.
La jefa para América Latina de ONU Mujeres, Gladys Acosta, ha pedido a
la comunidad internacional movilizarse ante la epidemia de feminicidios,
no solo por el desbordado número de mujeres asesinadas, sino también
por una característica que aumenta la dimensión de la barbarie: el
ensañamiento.
"Muertas con decenas de cuchilladas, víctimas con cuerpos desmembrados,
es una saña atroz contra las mujeres", remarcó la especialista peruana a
IPS.
Esto ha empujado a la sociedad organizada de este país a realizar
diversas manifestaciones para exigir justicia en estos hechos y prevenir
más muertes.
Una de las expresiones más novedosa y concurrida fue el ascenso de más
de 10.000 personas al Volcán de Agua, situado al suroccidente de la
capital, en señal de rechazo a la violencia intrafamiliar, cuya
principal víctima es la mujer.
En la denominada "Subida por la Vida" los participantes formaron una
cadena humana desde las faldas del extinguido volcán, de 3.772 metros de
altitud, hasta la cima del coloso, en cuyo cráter formaron un corazón
en señal del inicio de "un cambio generacional".
La iniciativa, primera en su tipo que se realiza en el país, fue
organizada por innumerables organizaciones de la sociedad civil,
movimientos de jóvenes, empresas privadas y embajadas acreditadas en el
país.
Dora Amalia Taracena, de la no gubernamental Convergencia Cívico
Política de Mujeres, dijo a IPS que las expresiones de rechazo de la
sociedad civil y del gobierno denotan que "no hay marcha atrás" en la
lucha contra el feminicidio.
"Sobre todo las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos esta
problemática, nos hemos encargado de que esta situación sea parte de una
agenda pública, lo que nos ha costado muchísimo por toda la cultura
patriarcal y el machismo que vivimos", matizó.
Taracena recordó que la persistente campaña, a través de los medios de
comunicación, caminatas y otras expresiones públicas, realizada por los
familiares de Cristina Siekavizza, también "ha contribuido a evidenciar
la problemática del femicidio" en Guatemala.
Siekavizza, profesional de la administración y perteneciente a una
familia acomodada, desapareció misteriosamente de su vivienda en Ciudad
de Guatemala en julio. Pero un mes después, una empleada del hogar
familiar reveló que el esposo de la víctima, Roberto Berrada, la había
golpeado hasta matarla.
Barreda huyó con los dos hijos que tuvo con Siekavizza sin que hasta
ahora se conozca su paradero, ni el de los niños, ni el de la víctima.
El caso generó un fuerte rechazo social y además evidenció que el
feminicidio no respeta estratos sociales.
La indignación por la incesante violencia contra las mujeres en Guatemala motivó incluso a dos premios Nobel de la Paz.
Este viernes 27 llegó al país la delegación de la Iniciativa de Mujeres
Premio Nobel, con el propósito de abordar el esclarecimiento de los
hechos de feminicidio en el país y el combate a su impunidad.
Las premios Nobel de la Paz 1992 y 1997, la indígena guatemalteca
Rigoberta Menchú y la estadounidense Jody Williams, viajaron al
noroccidental departamento de Sololá para hablar con las mujeres de las
comunidades sobre la violencia.
El objetivo final es hacer recomendaciones a los gobiernos y la
comunidad internacional para contribuir a la erradicación de la
violencia contra las mujeres en este país, así como en México y
Honduras, que visitaron antes de Guatemala.
"Nos parecen muy importantes todas las acciones para combatir la
violencia contra la mujer. Y estos últimos años hemos logrado evidenciar
que no es algo natural sino es algo inaceptable de cualquier manera",
dijo a IPS la integrante de la no gubernamental Tierra Viva, Alitza
Navas.
Durante los últimos gobiernos "se han logrado algunas leyes a favor de
las mujeres tales como la ley de Planificación Familiar y la ley contra
el Femicidio (de 2008), las cuales contribuyen a erradicar este
fenómeno", reconoció la activista.
Evelyn Curruchiche, de la gubernamental Defensoría de la Mujer Indígena,
planteó a IPS que para eliminar el feminicidio "es necesario que se
tomen en consideración los factores que originan la violencia".
A su juicio, el Estado también debe preocuparse por atender las
circunstancias sociales que rodean a la mujer, como la situación de
pobreza, la educación y la salud.
Además, "es necesario que la atención de los femicidios se convierta en
asunto de Estado y que el gobierno otorgue el presupuesto necesario a
las instituciones encargadas", concluyó.
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