A nueve días de la brutal golpiza que recibió en Pinamar, el chico de 15 años contó que de ánimo está "mejor" pero de salud va "de a poquito", y mostró cómo le quedaron los ojos. Además dio algunos detalles de lo poco que recuerda del momento de la agresión. Ayer declararon dos testigos en Tucumán. VIDEO
Durante la mañana de ayer, durante más de dos horas en los tribunales de avenida Sarmiento declararon dos jóvenes como testigos, respecto a la golpiza que recibió hace nueve días Ezequiel Biagioli. Los chicos tucumanos sostienen que hubo una pelea y que no conocían las lesiones de la víctima hasta que tomó estado público. De estos cuatro testigos, dos jugarían en un club de rugby de la capital. Los nombres de ellos surgieron de los testimonios que recogió el titular de la Fiscalía Descentralizada de Pinamar, Diego Benci, quien derivó la causa a la Fiscalía de Menores de Dolores, a cargo de Mónica Ferre, ya que los principales sospechosos tiene menos de 18 años.
Sus declaraciones fueron en calidad de testigos y lo hicieron ante la fiscal de feria Adriana Giannoni. Se desconocen las razones por las que aún no asistieron los otros dos chicos.
En la tarde de ayer, el adolescente de 15 años se mostró ante las cámaras de C5N y aseguró que podría reconocer a su agresor porque la cara le quedó “grabada”.
“Todavía no pude volver a la playa, pero de humor estoy mejor; con los comentarios y llamados de mis amigos me subió la autoestima”, arrancó Ezequiel, que llevaba anteojos negros para ocultar las señales de los golpes. Y con respecto a su salud, contó: “Tengo todos los dolores, náuseas, vómitos y dolores de cabeza; el cuello casi ni lo puedo mover, pero de a poquito va pasando la cosa”.
En el mismo sentido, el joven amplió: “Cuando me levanto tomo medicamentos, son constantemente pastillas para el dolor de cabeza. Después me empiezo a relajar, más que eso no puedo hacer… Tengo reposo absoluto durante dos meses”.
Con respecto a los recuerdos de la pelea, Ezequiel, que accedió a quitarse los anteojos y mostró sus ojos totalmente hinchados, contó: “No me acuerdo mucho; sí que nos juntamos con nuestros amigos en los jueguitos y después fuimos para la playa, a la altura de Bunge y Avenida del Mar; cuando estábamos ahí, de repente pasó todo y es poco lo que puedo decir”.
De todos modos, el adolescente sí dejó en claro que hay algo que no olvida: “La cara de mi agresor me quedó grabada. Si me ponen en un grupo de 30 personas, tranquilamente lo puedo identificar. Los que me pegaban eran tres, y otros tres hacían de barrera para que mis amigos no me pudieran ayudar”.
Un párrafo aparte hubo para Santiago, un bombero voluntario de Ayacucho al que el joven agradeció de manera especial: "Me ayudó mucho; sin él, creo que no estaría acá; constantemente me mantuvo despierto, me hablaba y me decía ‘no te duermas’".
Finalmente, Ezequiel fue consultado sobre qué les diría a los chicos que le pegaron. “Les preguntaría por qué hicieron tanto daño, por qué justo a mí, que no les había hecho nada… Estaba tranquilo, caminando, y de repente viene alguien y me empieza a pegar. No sé por qué fue la pelea, ellos tenían ganas de pelearse”.
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