Las negociaciones sobre la reestructuración de la deuda pública griega parecían orientarse este viernes hacia un acuerdo entre el gobierno y sus bancos acreedores, aunque no se había hecho ningún anuncio oficial.
Los representantes de esos bancos acreedores -el estadounidense Charles Dallara y el francés Jean Lemierre- se reunieron con el primer ministro griego, Lucas Papademos, y con su ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, este viernes de mañana. Prevén volver a la mesa de negociaciones a las 17H30 GMT.
También la tarde del viernes, el gobierno griego prevé consultas con sus socios de la zona euro, mediante una teleconferencia con los directores del Tesoro o secretarios de Estado de Finanzas de los países que comparten la moneda única.
El objetivo de la negociación es que los banqueros acepten voluntariamente condonar 100.000 millones de euros de deuda pública griega para evitar una quiebra desordenada del país que podría costarles mucho más dinero.
"El clima es bueno (...) y esperamos que las negociaciones concluyan muy pronto", dijo este viernes el portavoz del gobierno heleno, Pantelis Kapsis, a la Radio 9.
Otra radio, Flash, afirmaba a mediodía que se había alcanzado un acuerdo, pero no hubo ninguna confirmación oficial.
La eliminación de esos 100.000 millones de euros de deuda, de un total de más de 350.000 millones, se hará mediante un canje de bonos. El interés de los nuevos títulos que emitirá Grecia dentro de ese canje, y la magnitud exacta de las pérdidas que sufrirán los bancos seguían siendo objeto de especulación.
©AFP / louisa gouliamaki
Según el diario Kathimerini, el Instituto Internacional de Finanza (IIF), el lobby bancario, propone que las obligaciones nuevas que emita Grecia tengan un rendimiento medio de 4,25%, lo que implicaría para los bancos una pérdida del 68% del valor de sus carteras de deuda griega, en lugar del 50% inicialmente previsto.
De forma complementaria a las negociaciones para reducir parte de la deuda en manos privadas, Grecia negociaba también este viernes con sus acreedores institucionales, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, para desbloquear un segundo plan de rescate con el que mantener en pie sus finanzas.
El ministro Venizelos recibió este viernes de mañana a los representantes del FMI y la UE, con los que debía hablar del avance del primer plan de rescate de Grecia, aplicado desde 2010 a cambio de un plan de rigor, y de las medidas necesarias para desbloquear el segundo plan, de 130.000 millones de euros, decidido por la zona euro en octubre.
Para obtener ese segundo rescate, el portavoz gubernamental no descartó la adopción de nuevas medidas de austeridad para sanear las finanzas del país.
©AFP / Aris Messinis
Si no alcanza un acuerdo con sus acreedores públicos y privados, Grecia no podrá reembolsar 14.400 millones de euros en obligaciones que vencen el 20 de marzo, lo que supondría una cesación de pagos desordenada peligrosa para el conjunto de la zona euro e incluso más allá.
En Italia, otro país de la Eurozona azotado por la crisis de su deuda, el gobierno de Mario Monti estudiaba este viernes en consejo de ministros un vasto programa de liberalización de varios sectores (taxis, farmacias, distribución de gasolina, gas o profesiones liberales) para espolear la actividad económica.
El Parlamento griego votó medidas del mismo tiempo el jueves por la noche.
En Portugal, bajo asistencia financiera de la UE y el FMI al igual que Grecia, el primer ministro Pedro Passos Coelho dijo este viernes que el país está atravesando "un momento realmente crítico", aunque espera registrar este año un excedente comercial con el que relanzar la economía.
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