El segundo vicepresidente de Perú, Omar Chehade, renunció al cargo luego de que fuera acusado hace tres meses de tráfico de influencias, en un escándalo que afecta al gobierno del presidente Ollanta Humala desde que asumió en julio pasado.
"He decidido renunciar de manera irrevocable al cargo de Segundo Vicepresidente de la República, al cual tan gentilmente me invitó el presidente del Perú, señor Ollanta Humala Tasso", dice el texto de una carta dirigida al presidente del Congreso, Daniel Abugattás, divulgada por la agencia oficial Andina.
En la misiva, Chehade, quien es también congresista, señala que tomó esa decisión luego de haber "reflexionado y en aras de no causar perjuicio a la buena imagen del Gobierno, y en pro de seguir construyendo una mejor gobernabilidad institucional".
El legislador denuncia que en octubre del año pasado "se desató, por cierto sector, una injusta y desmedida campaña mediática y política" en su contra, y ratifica su compromiso de seguir "apoyando y colaborando incondicionalmente con el gobierno" de Humala.
Chehade es acusado de haberse reunido en octubre con tres generales de la policía peruana para intentar desalojar a trabajadores de una cooperativa azucarera para entregarla al poderoso grupo empresarial Wong.
El pasado 5 de diciembre, la Comisión de Ética del Congreso suspendió a Chehade por 120 días de sus funciones de legislador y derivó el caso a la Comisión de Acusaciones Constitucionales, "por existir indicios del presunto delito de cohecho activo genérico y tráfico de influencias".
La dimisión de Chehade se produjo horas antes de que la Comisión Permanente del Congreso aborde su caso en la tarde de este martes para someter a votación un dictamen de una comisión congresal que recomienda abrirle acusación constitucional.
De ser aprobado el dictamen el caso pasaría al pleno del Congreso, que decidirá en una sesión posterior si lo expulsa para que sea juzgado por la Justicia.
Chehade llegó al gobierno con una aureola de abanderado en la lucha contra la corrupción luego que se desempeñó como procurador anticorrupción y colaboró en los esfuerzos para extraditar desde Chile al ex presidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de cárcel por violación de derechos humanos. Eso lo convirtió en enemigo de los fujimoristas.
Su renuncia generó diversas reacciones. El gobernante partido Gana Perú saludó su decisión, pero voceros de oposición señalaron que de esa manera trata de evitar su desafuero.
"Es una decisión positiva; un vicepresidente con cuestionamientos éticos podía perjudicar la democracia y la imagen de la Presidencia. Creo que debió tomarse antes esa decisión, pero ya está la renuncia", señaló Freddy Otárola, vocero del oficialismo.
En la otra orilla, el legislador fujimorista Pedro Sparado estimó que "es un acto desesperado ante la inminencia de su desafuero", mientras que Mauricio Mulder, de la bancada del ex presidente Alan García (2006-julio2011), dijo que "es una carta bajo la manga para que la decisión del Congreso no sea tan dura".
En la Comisión Permanente del Congreso, formada por 24 legisladores, la acusación constitucional podría recibir el apoyo de las bancadas opositoras de Fuerza 2011 (fujimorista), Alianza por el Gran Cambio, Solidaridad y Concertación.
Por su parte, los miembros del oficialista Gana Perú y Perú Posible, del ex presidente Alejandro Toledo, votarán de acuerdo a su consciencia.
Al conocerse el caso por la prensa en octubre, el presidente Humala pidió a Chehade que se alejara por propia voluntad de su cargo para asumir su defensa.
Sin embargo, el legislador señaló en ese momento que no renunciaba a la vicepresidencia porque se considera inocente y dijo que se sometía a todas las investigaciones.
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