El accidente de tránsito constituye una de las principales causas de muertes en nuestro país. Para los argentinos las normas no existen. Es indiscutible que el Estado tiene responsabilidad, pero solo parte de ella. Los inescrupulosos que gustan de la adrenalina al volante cargan con la mayor.
Cuando alguien quiere calificar de peligroso a otra persona, se apela a utilizar el refrán, muy conocido, “más peligroso que mono con navaja”, sin embargo, tranquilamente se podrían cambiar las últimas tres palabras y comparar el peligro con los argentinos al volante, con lo cual quedaría “más peligroso que argentino al volante”.
Hace falta salir solo cinco minutos a cualquier ruta del país para comprobar que los argentinos somos un desastre para manejar. No se respeta ningún tipo de normas viales, se maneja después de consumir alcohol, se incrementa la velocidad a cifras siderales, se trata de pasar al de adelante a toda costa, haciendo caso omiso a las líneas amarillas.
Lo mismo ocurre dentro de las ciudades, donde los accidentes están a la orden del día, siendo esta problemática, una de las mayores causas de muertes en nuestro país. A nadie le importa nada, tratándose del rodado que sea. En el caso de las motos no se usa casco, en los autos se viaja sin cinturón, solo por mencionar cuidados elementales que no se los tiene. Del límite de velocidad ni hablar, no existe en este país.
Con las vacaciones, por supuesto, los accidentes, que en muchos casos no son tales, ya que lo más probable es que estas situaciones lamentables ocurran debido a la irresponsabilidad, se incrementan. Las rutas, en estas épocas son un caos, sobre todo en los cambios de quincena.
Sin ir más lejos, durante este fin de semana, murieron once personas en diferentes rutas del país (ver aparte).
Es indiscutible que el Estado tiene responsabilidad, pero solo parte de ella. Los inescrupulosos que gustan de la adrenalina al volante cargan con la mayor. Casi siempre tienen los papeles en reglas, por lo tanto eso no acredita que las personas sean responsables, con lo cual el mayor grado de responsabilidad la tiene el conductor, que al parecer poco sabe de reglas, de respeto. No es tan difícil. La receta: dos dedos de frente, sentido común y considerar que el resto del mundo también existe y tiene derecho a la vida.
Sebastián Ganzburg
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff