El italiano Umberto Eco, "un novelista muy joven y ciertamente prometedor" tal como se definió con su distintiva ironía en el reciente libro "Confesiones de un escritor", cumplirá este jueves 80 años.
"Publiqué mi primera novela, `El Nombre de la Rosa´, en 1980, de modo que empecé mi carrera como novelista hace cosa de 30 años", escribió en el prólogo de ese conjunto de apuntes sobre la trastienda de la creación literaria, donde también da cuenta de que hasta el momento ha publicado unas cuantas novelas y publicará "muchas más en los próximos 50 años".
Precisamente, "El Nombre de la Rosa" fue el punto de inflexión del
escritor italiano que impresionó al mundo -vendió 30 millones de
ejemplares- con una de las historias más tortuosas y misteriosas de la
literatura universal, que fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud
con Sean Connery como protagonista.
Le siguieron cinco novelas, la última de ellas "El cementerio de Praga"
(2010) donde narra una historia que tiene como trasfondo el
antisemitismo del siglo XIX. La obra le valió numerosas polémicas, acaso
por la oscilación entre la verdad y la ficción.
De hecho, el diario Observatorio Romano opinó que el italiano estaba
coqueteando con el antisemitismo y que podría contagiar al lector con su
"delirio", a lo que Eco respondió -con su inconfundible ironía- que con
la polémica lo único que habían conseguido fue aumentar a 100 mil el
número de ejemplares vendidos.
"En Italia en un mes se vendieron 600 mil ejemplares y no entiendo por
qué. O se volvieron locos, y ciertamente lo están porque votan a Silvio
Berlusconi, o el libro habla de cosas que suceden hoy", reflexionó el
semiólogo, cuando presentó su novela en Madrid, justo treinta años
después de la publicación de "El Nombre de la Rosa".
Conocido crítico del ex primer ministro italiano, quien debió renunciar
en noviembre de este año tras la grave crisis en ese país, Eco no dudaba
en afirmar: "Entre el cadáver político y el vivo está el vampiro: un
zombi, un muerto viviente muy peligroso".
Eco (Alessandria-Italia, 1932) es sobre todo y desde el principio un
científico: hijo de un contable, estudió filosofía en Turín, trabajo
para medios y editoriales, y en 1971 se convirtió en profesor de
semiótica, la ciencia de los signos lingüísticos y no lingüísticos.
Tras dedicarse a la docencia y recibir más de 38 títulos de doctor
honoris causa dejó la enseñanza en 2007. La Universidad de Buenos Aires
(UBA) también le concedió el mismo título en 1994.
Se graduó como filósofo en 1954 con una tesis que se titula “El problema
estético en Santo Tomás de Aquino” (convertida en libro) y luego, como
intelectual se dedicó a quebrar las estéticas tradicionales que se
consideraban incapaces de afrontar las nuevas formas de expresión, un
problema socialmente importante para la Italia de los años cincuenta.
Actualmente, también es catedrático de Semiótica y director de la
Escuela Superior de Estudios Humanísticos en la Universidad de Bolonia, y
entre sus ensayos se destacan "Apocalípticos e Integrados" (1964), "La
definición del arte"(1968), "Las formas del contenido"(1971), "Kant y el
ornitorrinco"(1997), "Semiótica y Filosofía del lenguaje" (1984),
"Historia de la Belleza"(2004), "A paso de cangrejo"(2006), entre otros.
"Obra abierta" (1962) es el ensayo que más repercusiones alcanzó en su
trayectoria académica. Allí, el semiólogo asume que los libros poseen
infinitas interpretaciones y considera que toda obra de arte es "un
mensaje fundamentalmente abierto, una pluralidad de significados que
conviven en un sólo significante".
Un tema que no dejó de abordar es el de internet, "una especie de
parodia de la enciclopedia que reúne todo el saber del mundo, porque
incluye también información falsa".
Durante su discurso en la Facultad de Comunicación de la Universidad de
Sevilla, cuando en 2010 recibió su medalla de doctor honoris causa, Eco
opinó que "internet ha fracasado en su intento por ordenar el
conocimiento del mundo disponible".
Respecto al libro electrónico, el escritor sostiene que el libro
tradicional de papel es el "mejor modo de transmitir información. El
libro de papel es como una cuchara o un cuchillo, una vez inventado ya
no se puede prescindir de ellos".
El investigador, filósofo y semiótico une de forma magistral cada viraje
de la acción, abre y cierra trampas y lleva al lector por laberintos de
pensamiento científico-histórico en novelas como "El Péndulo de
Foucault", "La Isla del día de antes”, “Baudolino” y "La misteriosa
llama de la reina Loana”.
Eco, a pesar de tener fama mundial por sus textos literarios, se define
profesionalmente como filósofo, semiólogo, humanista e intelectual que
escribe novelas como "amateur" los fines de semanas, según afirma en
entrevistas y en su libro "Confesiones de un joven escritor”.
Su próxima publicación es un misterio: "Lamentablemente no está
disponible para declaraciones, ni siquiera sobre su cumpleaños",
respondió la editorial, citada por la agencia de noticias DPA. Sin
embargo, se sabe que está escribiendo, porque, como él mismo aclaró,
todavía es "un novelista muy joven".
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