Es muy importante que en épocas de calor las personas consuman una mayor cantidad de líquidos debido a la transpiración que se incrementa con la actividad física. Pero hay que diferenciar el término líquidos porque generalmente se incluyen el agua, refrescos y jugos.
El requerimiento de líquidos depende de la persona, si es hombre o mujer y depende de la edad.
Acaba de publicarse en una revista médica inglesa que el consumo de ocho
vasos de agua al día es un mito y el consumo excesivo de agua puede
ocasionar la muerte ya que diluye la sangre lo cual disminuye el nivel
de sodio con lo que se hincha el cerebro y viene la muerte.
Las
personas que sufren de osteoporosis deben consumir agua y evitar las
gaseosas porque descalcifican y beberlas muy eventualmente. Alteran el
índice de equilibrio de calcio y fósforo, según los estudios realizados
en los Estados Unidos. Además hay que tener en cuenta que estas bebidas
contienen cafeína que es un diurético.
Si bien es cierto que el
organismo requiere líquidos, se debe tener en cuenta que muchos de los
alimentos que consumimos tienen su porcentaje de agua como las verduras y
frutas.
Sopas y cremas frías
Además del
agua -la bebida más recomendable-, los zumos, sorbetes, licuados de
frutas y sopas o cremas frías elaboradas con hortalizas (de puerro y
patata, de champiñón, gazpacho, de remolacha¿), proporcionan gran
cantidad de agua, vitaminas, minerales, hidratos de carbono y otras
sustancias no nutritivas pero de importantes beneficios para la salud,
conocidas como antioxidantes naturales, que se encuentran
mayoritariamente en los alimentos vegetales. En los últimos años se ha
investigado el papel de estas sustancias en relación con enfermedades de
máximo impacto en occidente, como enfermedades cardiovasculares,
numerosos tipos de cáncer, (entre ellos el melanoma o cáncer de piel), e
incluso otras directamente asociadas con el proceso de envejecimiento,
como las cataratas y las alteraciones del sistema nervioso. Conclusiones
de estos estudios demuestran que una dieta rica en antioxidantes
constituye un factor protector frente a las citadas patologías.
Mejor alimentos crudos
Las
verduras y frutas de temporada no deben de faltar en nuestra mesa.
Berenjena, calabacín, cebolla, judías verdes, lechuga, tomate, pepino,
pimientos, ciruelas, higos, melocotón, melón, sandía, uvas¿ son sólo
alguna de ellas. Y si tomamos estos alimentos crudos, aprovecharemos
mejor todos sus nutrientes, ya que la cocción en agua o en un medio
graso (aceite, mantequilla¿) destruye gran parte de las vitaminas que
contienen. Las verduras y frutas se convierten cada verano en los
alimentos predilectos, debido a los fáciles de preparar que resultan y a
su buen precio, ya que el verano es la época en que mayor cantidad y
variedad se puede encontrar en nuestros supermercados. Más allá de su
sabor y de su capacidad refrescante, son unos de los alimentos más sanos
y recomendados por los expertos en dietética y nutrición.
Protección de la piel
A
medida que se acerca el verano aumentan los cuidados que requiere la
dermis, ya que los rayos solares son los mayores agresores de nuestra
piel y el principal factor de su envejecimiento. Una alimentación
equilibrada y una buena hidratación protegen nuestra piel. Si se sigue
una dieta que asegure el aporte correcto de todos los nutrientes
básicos, podremos mantenerla en perfecto estado de salud, siempre y
cuando no la sometamos después a baños de sol intenso sin ningún tipo de
protección.
Los ácidos grasos insaturados como el ácido oleico,
presente en el aceite de oliva y el aguacate, y la grasa, que contienen
los aceites de semillas, frutos secos oleaginosos y el pescado (sobre
todo el azul) son imprescindibles para mantener una piel bien
estructurada e hidratada.
La vitamina A ejerce un papel esencial
en la renovación de la piel y de las mucosas. Se encuentra en los
alimentos de origen animal: hígado, grasas lácteas, huevo, lácteos
completos y en forma de beta-carotenos (el organismo los transforma en
vitamina A cuando lo necesita) en las verduras de hoja verde y de
coloración rojo-anaranjado-amarillento (zanahoria, tomate¿) y en ciertas
frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón¿).
La vitamina E
actúa evitando la acumulación de radicales libres (acción antioxidante)
que en verano aumentan por la acción de los rayos solares y provocan
las denominadas manchas de envejecimiento. Encontramos buena cantidad de
vitamina E en el aceite de germen de trigo, aceite de soja, cereales de
grano entero, aceites de oliva, vegetales de hoja verde y frutos secos.
La
vitamina C o ácido ascórbico es también un antioxidante. Además, mejora
la producción de colágeno, una proteína que mantiene la piel tersa y
sin arrugas. La mejor forma de incorporar esta vitamina es a través de
frutas y verduras, frescas y crudas. Abunda en alimentos de temporada
como kiwi, melón, fresas, moras, pimientos o tomate.
Las
vitaminas del grupo B actúan sobre el estado de la piel, cabello,
mucosas e intervienen en los procesos de renovación celular, entre otras
funciones. Aparecen en la mayoría de alimentos de origen vegetal
(verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de
origen animal (carne y vísceras, pescado y marisco, huevos y en los
productos lácteos). Se debe prestar especial atención al ácido fólico,
que encontraremos mayoritariamente en la verdura de hoja verde,
legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado.
El
selenio es un mineral con acción antioxidante, relacionado con un menor
riesgo de aparición de ciertos tumores, entre ellos el de piel. Se
encuentra en carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y
verduras.
El cinc favorece la formación de nuevas proteínas
(renovación celular) y el buen estado de la piel y las mucosas
(tonicidad y elasticidad de la piel). Abunda en carnes, vísceras,
pescado, huevos, cereales completos y legumbres.
Algunos consejos prácticos
- Incluya en su dieta zumos y licuados vegetales, refrescantes, saludables y repletos de sabor:
Ejemplo de recetas de zumos y licuados
1 remolacha, 2 zanahorias, 1 penca de apio, 1 patata pequeña cocida y 4 rabanitos.
4 tomates, 1 pepino, 1 pimiento verde, 1 diente de ajo y 2 tallos de apio.
Una vez limpios y troceados los ingredientes, lo mejor es pasarlo todo por la licuadora.
-
No hay que tomar más sal: A pesar de las pérdidas que se producen por
el sudor, y salvo casos excepcionales, en épocas de calor no es
necesario aumentar la ingesta de sal. Hay quien piensa que es preciso
ingerir mayores cantidades de sal para reemplazar la que se pierde con
el sudor. Si bien es cierto que cuando sudamos nuestro organismo pierde
sal y agua, normalmente no pierde tanta como para que sea necesario
tomar cantidades extras. Sólo quienes realizan actividades de gran
esfuerzo e intensidad a temperaturas elevadas y sudan copiosamente, y
cuando el consumo de agua de una persona pasa de cuatro litros diarios,
se deben tomar cantidades adicionales de sal, pero ambas condiciones son
excepcionales.
- Evite el riesgo de intoxicaciones alimentarias
durante las vacaciones: En vacaciones, cuando nos encontramos fuera de
nuestro entorno habitual el modo más seguro de prevenir intoxicaciones
alimentarias consiste en escoger preferiblemente alimentos envasados o
cocinados e inclinarse por el agua embotellada en zonas de costa.
Fuente Dietas.com/alimentación sana.com.ar
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