Chile cambió su sistema de votación, pasando a un voto voluntario en vez de obligatorio e inscripción automática al cumplir 18 años, lo cual según analistas hará que puedan votar casi cinco millones de personas -en su mayoría jóvenes- que antes no lo hacían, sumando incertidumbre a los próximos comicios.
La modificación, considerada la más profunda reforma al sistema electoral que data de la dictadura de Augusto Pinochet, fue aprobada por el Congreso chileno, por 15 votos a favor, 8 en contra y 3 abstenciones, al final de una tramitación de 13 meses que requirió una reforma constitucional previa.
"El Congreso nacional aprobó la ley que establece la inscripción automática y el voto voluntario. Eso significa que casi cinco millones de chilenas y chilenos que no participaban de nuestra democracia, van a ser ciudadanos con derecho a voto", expresó el presidente Sebastián Piñera.
La reforma termina con el sistema impuesto por la pasada dictadura, que estableció la inscripción voluntaria para los mayores de 18 años y voto obligatorio de por vida una vez cumplido el trámite, con fuerte sanciones económicas para aquellos que no votaran.
Según analistas, esa reforma buscó inhibir la asistencia de los sectores populares y asegurar el triunfo electoral de la dictadura, que perdió sin embargo el plebiscito en el que buscó eternizarse en 1988, por una masiva afluencia de votantes que nunca más se repitió.
Desde esa fecha el padrón electoral chileno se ha mantenido casi invariable y alcanza hoy a 8,1 millones de votantes, excluyendo principalmente a los jóvenes entre 18 y 35 años, cuya participación electoral alcanza apenas al 7%.
Por eso la nueva ley supone adicionar al envejecido padrón electoral chileno a 4,7 millones de potenciales nuevos electores, especialmente jóvenes.
"Esta reforma, sin duda significa rejuvenecer, revitalizar y darle una nueva fuerza, una nueva vida a nuestra democracia", dijo Piñera.
Analistas prevén sin embargo que un gran número de votantes permanecerá al margen de los comicios cuando el voto sea voluntario, especialmente población pobre y rural, abriendo una gran incertidumbre en los próximos comicios.
"Nadie sabe con certeza qué ocurrirá en Chile. Las ciencias sociales se parecen a la sismología. Sabemos dónde puede haber terremotos, pero no podemos anticipar su magnitud", señaló el politólogo Patricio Navia.
"La evidencia comparativa ha mostrado sistemáticamente que cuando se instala el voto voluntario, la participación se reduce. Quizás no en la primera elección, pero a lo largo del tiempo la participación va cayendo", explicó a la AFP el politólogo de la Universidad Diego Portales, Mauricio Morales.
El Instituto Nacional de la Juventud prevé que con la nueva ley la participación electoral de los jóvenes aumentará a un 27%.
La voluntariedad del voto incrementará además "el sesgo de clase" que el sistema chileno ya tiene y que hace que en las comunas ricas voten más electores que en las pobres, agregó Morales, que anticipa también el aumento de la importancia del dinero y una polarización de las campañas políticas.
"Está demostrado que los más ricos votan más que los más pobres. Este sesgo ya existe y ahora se agudizará. Por lo demás, el voto voluntario aumenta la influencia del dinero en la política, porque al no existir sanciones va a costar mucho mas movilizar a la gente", explicó.
Pendiente sin embargo queda una modificación mayor del sistema electoral para terminar con su carácter binominal, en una reforma también impuesta por Pinochet y que en la práctica ha excluido a las minorías y fomentado la conformación de dos grandes coaliciones, una de derecha y otra de centro izquierda.
Mediante este sistema, gana la elección el candidato más votado de una lista, mientras que para que sean electos dos candidatos de la misma coalición debe doblarse en votación a la otra. Así, la competencia entre coaliciones se ha reducido al mínimo y prácticamente está asegura la elección de un candidato por cada bloque en los distintos distritos electorales.
"Tenemos un desafío gigantesco: tal vez producto de esto a muchos de nosotros nos van a reemplazar en el futuro, no me cabe ninguna duda que va a haber cambios brutales a cómo opera la política en Chile", dijo el senador opositor Ricardo Lagos.
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