El micro centro tucumano se convirtió en un hormiguero humano. La gente salió, como todos los años ocurre para estas fechas, a comprar con una desesperación abrumadora. Las veredas ensanchadas ayudaron con la circulación. Andar en vehículo, imposible. Los ambulantes no se inmutaron.
El primer día de una semana descabellada fue así. Un sin fin de personas deambularon por el microcentro tucumano, a pesar de que la sensación térmica rozaba los 40º. El consumismo desmedido se evidenció en cada esquina, negocio, kiosco.
Desde ayer, entre las 10 a 14 y de 18 a 21 y durante los ocho días siguientes, se realiza un ensanchamiento de las veredas de calles San Martín al 700 y 800, Mendoza al 800, Maipú al 100 y 200, Junín primera cuadra, al 100 y 200. En ese horario no pueden ingresar vehículos particulares a las calles mencionadas, ni de carga y descarga de mercadería. Podrán acceder taxis únicamente para el descenso de pasajeros. Los taxis sin pasajeros sólo podrán ingresar para unirse a las “paradas tubo”.
Esta disposición alivió el tránsito de los peatones, que invaden el centro con absoluto desquicio. Sumado a la paranoia de que pueden ser robados en cualquier momento, salir al centro, en estas fechas, es un estrés que se debe evitar, de lo contrario quienes no tengan el corazón en las mejores condiciones, sufrirá, si no tiene suerte, un paro cardiaco asegurado.
Situación similar para el que anda en vehículo. Revise antes de salir que el motor no caliente más de lo debido ya que para ir de una cuadra a la otra necesita por lo menos cinco minutos. La tranquilidad psíquica es imposible. La opción, el colectivo, el taxi.
El otro ingrediente desgastador en estas fechas son los arrebatadores. Están a la orden del día. Por lo tanto no hay que confiar en nadie, ni mucho menos descuidarse con los bolsillos en menos de tres segundos te meten la mano y perdiste.
Hoy y el resto de la semana la situación no será muy diferente. Negocios llenos con horas de espera para ser atendido, mucho calor y una histeria colectiva que descontrola a cualquier cristiano.
A pesar de las disposiciones judiciales, de Amaya y los dichos de Alperovich los vendedores ambulantes se instalaron en los lugares de siempre y no saldrán, como ya todo el mundo sabe. Juguetes, ropa interior, algo de ropa, DVD, son algunas de las ofertas. Todos venden, todos compran.
Sebastián Ganzburg
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