La foresto-industria es una de las actividades de mayor crecimiento en la región y el país, sin embargo poco se conoce acerca de los efectos de los hongos presentes en el aire interior de los aserraderos. Investigadores de la Facultad de Medicina de la UNNE identificaron en ese ambiente al menos 16 géneros de hongos y están examinando su posible relación con patologías comunes en los trabajadores de ese sector.
Agencia CyTA-Instituto Leloir/UNNE. Por José Goretta
La foresto-industria es una de las actividades de mayor crecimiento en la región y el país, sin embargo poco se conoce acerca de los efectos de los hongos presentes en el aire interior de los aserraderos. Ahora, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) identificaron en ese ambiente al menos 16 géneros de hongos y están examinando su posible relación con patologías comunes en los trabajadores de ese sector.
La contaminación de los ambientes interiores por microorganismos y subproductos biológicos presentes en el aire puede causar problemas de naturaleza infecciosa o alérgica.
En el caso de los aserraderos, las personas están expuestas a la inhalación de diversos agentes alergénicos o inmunotóxicos, que pueden ser derivados químicos de la madera o microorganismos asociados a la madera, como hongos que podrían tener riesgo sanitario.
“Las patologías asociadas a la exposición de hongos suspendidos en el aire se relacionan con diversos trastornos respiratorios, bronquitis crónica, irritación de la mucosa, alergias y otras tantas patologías”, explicó la magíster Patricia Esquivel, responsable del proyecto junto al doctor Luis Merino y la becaria Rosana Llamazares, quienes cuentan además con el asesoramiento del doctor Gustavo Giusiano.
En la región y en el país no existen estudios al respecto. Por tanto, desde el área Microbiología e Inmunología de la Cátedra de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Facultad de Medicina realizaron muestreos de aire de distintos establecimientos aserraderos en distintas épocas del año, a fin de describir la composición del aire en cuanto a la diversidad y cantidad de hongos presentes. Hasta el momento, los científicos pudieron identificar la existencia de 16 géneros de hongos “miceliares” (aquellos que forman filamentos).
En etapas posteriores, los especialistas realizarán estudios para analizar la relación entre los hongos que se encuentren y las diferentes afecciones informadas por los trabajadores que desarrollan esta actividad.
Esquivel reiteró que la calidad del aire es un factor importante para la salud ambiental y esta calidad está relacionada, en parte, por la carga fúngica presente. Influyen además factores tales como velocidad y dirección de los vientos, temperatura, humedad y tipo de vegetación del área.
En el caso de aserraderos, la concentración y composición de la biota fúngica en suspensión en el aire varía de acuerdo al tipo de madera que se procesa y a la tecnología de producción.
La contaminación del aire con microorganismos es el resultado de la contaminación previa de la madera con estos patógenos, por ejemplo en el almacenamiento o transporte.
Esquivel destacó que la toma de muestras en la región debe hacerse por lo menos en otoño y primavera para monitorear los periodos más y menos lluviosos.
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