Mediante una movilización en las inmediaciones de los Tribunales Federales, organismos de Derechos Humanos exigieron al juez Daniel Bejas, quien está a cargo de la Causa Arsenales que brinde explicaciones sobre la fuga del represor, el escribano Juan Carlos Benedicto. Hubo pintadas y cánticos de repudio. El magistrado no dijo nada.
Mediante una movilización en las inmediaciones de los Tribunales Federales, organismos de Derechos Humanos exigieron al juez Daniel Bejas, quien está a cargo de la Causa Arsenales que brinde explicaciones sobre la fuga del represor, el escribano Juan Carlos Benedicto, sucedida el miércoles de la semana pasada, de una clínica psiquiátrica privada. Por este motivo Bejas ordenó allanar la sede de la Federal, el miércoles pasado y se apartó a la Federal de la investigación.
Esta fuga generó desconfianza y muchísima bronca en los Organismos de Derechos Humanos de Tucumán, quienes el viernes, con banderas y pintadas expresaron su repudio. A pesar de que el juez Bejas sabía de la movilización que solo buscaba una explicación respecto a lo ocurrido, no fue capas de salir de su despacho.
Tampoco atendió a la prensa quien insistió en más de una oportunidad para que diga algunas palabras, mandó a su secretaria para que de mala manera diga que el magistrado “está ocupado”, ¿no dará notas?, le pregunté, dice que no, respondió.
Un cordón de policías de la Federal custodiaba la entrada lo cual era absolutamente innecesario. “Yo sabía que a los represores los custodia la policía”, cantaron los militantes.
Luego leyeron un documento en el que exigen que “las sanciones correspondientes para quienes fueron responsables de esta escandalosa fuga, desde la fiscalía hasta la policía federal. Quedademostrado que las instituciones privadas como es el caso del nueropsiquiatrico "Dr. Corbalán" no garantizan la custodia necesaria, sino tan sólo las comodidades que los represores pretenden. En este sentido repudiamos las concesiones que el juez Bejas está dando a los genocidas, que van desde permitir traslados a domiciliarias a quienes ya habían violado dicha modalidad como es el caso de Benedicto, hasta otorgarle computadoras a los represores”.
Además “hacemos absolutamente responsable al juez Bejas de la integridad de testigos, víctimas, sobrevivientes, familiares y abogados querellantes, ante lo que pudiera sucederles con estos genocidas sueltos, y continuamos manifestando que el único lugar para un genocida es la cárcel”.
Finalmente “exigimos la aceleración de todos los procesos por crímenes de lesa humanidad que aún duermen en la fiscalía y la INMEDIATA elevación a juicio oral y público de la Causa Arsenales”, leyeron.
Sebastián Ganzburg
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