Los dirigentes europeos alcanzaron este viernes un acuerdo para reforzar la disciplina fiscal en la Eurozona, celebrado por los mercados, pero no logró el apoyo de Gran Bretaña, que se quedó aislada al rechazar el plan impulsado por Francia y Alemania.
Estados Unidos saludó este viernes las señales de progreso para contrarrestar la crisis de la deuda en la zona euro, luego de la cumbre en Bruselas cuyo objetivo era reforzar la disciplina presupuestaria del bloque.
"Ha habido un progreso razonable y eso es una buena cosa", afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en la primera reacción de Estados Unidos ante la cumbre en Bruselas, donde se acordaron medidas para endurecer la política presupuestaria en un intento por salvar la zona euro.
"Salvo uno, todos los países de la UE están considerando participar" en el pacto hacia una nueva unión fiscal europea, dijo el jefe de la UE, Herman Van Rompuy al término de la cumbre.
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La que muchos definían como la "cumbre del todo o nada" logró "buenos resultados" estimaron el Banco Central Europeo (BCE), Francia y Alemania tras diez horas de negociaciones.
Las principales bolsas europeas celebraron el acuerdo con notables alzas: el principal índice de la Bolsa de Londres, el Footsie-100, ganó 0,83% a 5.529,21 puntos. El CAC 40 de París ganó 2,48%, el índice DAX de Fráncfort subió 1,91%, el El IBEX 35 de Madrid ganó 2,23% y el índice FTSE Mib de Milán avanzó 3,37%.
Pero la maratónica cumbre, que concluyó este viernes de madrugada, estuvo también marcada "por grandes desacuerdos", según dijo Gran Bretaña que rechazó cambiar los tratados para lograr la reforma ambiciosa de Europa, impulsada por Alemania.
"Hubiéramos preferido un acuerdo de 27" países de la Unión Europea, dijo el mandatario francés Nicolas Sarkozy. "Pero no fue posible debido a nuestros amigos británicos", explicó. Ahora se hará de forma "intergubernamental", debiendo tener que ser ratificado por los 17 miembros de la Eurozona, sumado a nueve países de la UE que no adoptaron al euro, sin tener que reformar los tratados, añadió.
Presionado por el ala más euroescéptica de su partido, Cameron rechazó cambiar los tratados e impuso a cambio varias condiciones para proteger la city financiera de Londres, aduciendo que "es mejor quedarse fuera" si su país no "puede obtener salvaguardas".
"Fue una decisión difícil, pero buena", declaró Cameron, que responsabiliza a la Eurozona, su principal socio comercial, de los males de la economía británica.
El premier británico negó que se país haya quedado excluido: "No estamos excluidos, estamos en la Unión Europea, somos un miembro relevante del mercado único", declaró en una entrevista a la televisión desde Bruselas, antes de su retorno a Londres.
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Para la canciller alemana Angela Merkel, este "buen resultado" permitirá al euro restaurar su "credibilidad". El plan prevé un endurecimiento de la disciplina fiscal en los países que adoptaron la unión monetaria, que contempla la posibilidad de imponer sanciones automáticas para los países infractores, cuyo déficit supere el 3% del PIB.
En el campo de los cortafuegos, los mandatarios acordaron reforzar el Fondo Monetario Internacional (FMI) con cerca de 200.000 millones de euros, "en forma de préstamos bilaterales", para que pueda socorrer a los países amenazados de la Eurozona.
"Buscamos contribuciones de la comunidad internacional", reza el comunicado final.
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Los mandatarios también decidieron adelantar un año, a julio de 2012, la puesta en marcha, bajo la égida del Banco Central Europeo, del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que durante un año funcionará junto con el fondo de rescate europeo (FEEF).
Sin embargo, Merkel, rechazó convertir a este mecanismo de rescate permanente en una institución crediticia que pueda recibir fondos del BCE. Los europeos se comprometieron a revisar su capacidad de intervención en 2012.
El debate para la creación de eurobonos, una medida de solidaridad que pedían varias de las economías más amenazadas, también quedó postergado.
"La solución de la crisis no está en hacer los recursos más accesibles", zanjó Merkel al término de la cumbre.
Los europeos no lograron un compromiso directo del BCE para que intervenga más en los mercados de deuda, comprando bonos emitidos por los países amenazados. De todas maneras, el jefe del BCE, Mario Draghi, celebró el "muy buen resultado" para la Eurozona, que logró la "base de un pacto fiscal".
El acuerdo "será de gran ayuda ante la situación actual", dijo Draghi.
Para el presidente en funciones del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el estímulo principal del acuerdo es que "se reduzcan las tensiones en los mercados".
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