Los artistas grabadores Anteo Scordamaglia y Osvaldo Jalil comenzaron hace cinco años con el proyecto de editar pequeños libros de arte a precios económicos. Esta iniciativa tiene el objeto de dar a conocer el trabajo silencioso de los grabadores, que trabajan horas y horas en sus talleres como un acto de amor hacia este antiguo oficio, que originalmente nutría con su arte a las editoriales y que está un poco olvidado en la actualidad.
Han publicado hasta ahora cuatro títulos: "1492" textos de Alonzo de Zurita con xilografías de José Rueda, "Somos una simple clase media" textos de Rodolfo Kusch y xilografías de Carlos Patricio González, "Los protectores" con xilografías de Norberto Onofrio y "La yegua de la noche" escritos y monocopias de Blas Castagna cuyos originales se presentan en el Museo Sívori.
Esta iniciativa tiene el objeto de dar a conocer el trabajo silencioso de los grabadores, que trabajan horas y horas en sus talleres como un acto de amor hacia este antiguo oficio, que originalmente nutría con su arte a las editoriales y que está un poco olvidado en la actualidad.
Privilegiando el soporte papel y lo artesanal convocaron este año a Blas Castagna (1935) de reconocida trayectoria nacional e internacional y que ya había aportado una serie de grabados para el "Odiseo Confinado" de Leónidas Lamborghini (PK).
En este caso el artista fusiona textos propios e imagen en un bello libro de artista donde las palabras dibujadas cabalgan sobre el blanco de la hoja.
Castagna ha desarrollado su obra en los márgenes del arte concreto, muchos de sus trabajos realizados con materiales de desecho, cartones y tesoros encontrados en la calle, sin pretensiones de denuncia como sería el caso del maestro Berni, sino como parte de la paleta del pintor.
En sus pinturas anteriores emprende un combate a través de las texturas, como un paralelo a las luchas y contradicciones que se dan en la cocina del atelier, donde el reciclado de los objetos le sirve para revelar la naturaleza de un hombre quebrado. Al construir con lo que ya no sirve otra cosa, sus obras, una metáfora de cómo se puede transformar el barro en oro, o al menos en algo bello, despliega entonces una arquitectura sensible para conjurar los miedos y la sequedad del alma.
Con esta entrega se interna en otra iconografía para enfrentar de frente y con palabras a lo que el artista junto a los editores han dado en llamar: "La yegua de la noche", para describir "esa duermevela que aqueja a las personas en los amaneceres donde los duendes aparecen cual pesadillas y al galope en las camas", historias de entresueños retratada por pintores y escritores de todos los tiempos.
El artista recurre aquí a la figuración directa, arabescos de tinta en siluetas negras, bestias antropomórficas que nos recuerdan antiguas vasijas griegas, mientras inscribe: "No sabré jamás respirar tu transparencia" o "Yo derogo nómade las leyes que atan al caballo". De este modo el artista elabora un cuerpo de poesía visual, donde texto e imagen dialogan confundidas en un abrazo amoroso de esos que sólo ocurren a esas horas de la noche, o en el silencio del taller.
Estos libros que lograron su primer tirada gracias a un subsidio del Fondo Metropolitano para las artes creado por Aníbal Ibarra y su secretario de cultura Gustavo López, continúan apareciendo con el esfuerzo de sus creadores y a partir de lo recaudado en cada edición que paga la del año siguiente.
Las monocopias originales de Blas Castagna se exhiben hasta el domingo 11 de diciembre en el museo Sivori, donde se consiguen los ejemplares o se pueden adquirir vía mail a edicioneselzaguan@gmail.com.
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