Los poderes públicos de Uruguay decidieron enfrentar a través de acciones diversas el consumo abusivo de alcohol, una problemática que afecta principalmente a los estratos más jóvenes de la población.
El pro-secretario de la presidencia, Diego Cánepa, dijo a ANSA que próximamente se presentará un plan contra el alcoholismo, en el que habrá aspectos regulatorios y otros enfocados a la educación.
Aunque prefirió no abundar en detalles, Cánepa indicó que el
programa comprende "una serie de acciones de políticas públicas
que tienen que ser muy coordinadas y focalizadas en este tema".
"Los datos que arrojan los últimos estudios vinculados a los
patrones de conducta sobre el consumo abusivo de alcohol han
variado mucho en los últimos diez años, con un incremento de
esta problemática", sostuvo el funcionario.
Consideró que "en Uruguay todavía no hay consciencia de los
niveles dramáticos sobre el consumo abusivo del alcohol y las
consecuencias que trae esto en temas de la violencia doméstica,
de accidentes de tránsito y en muchos otros aspectos que tienen
una relación directa".
Según cifras de la Junta Nacional de Drogas, que preside
Cánepa, en Uruguay hay unos 240.000 consumidores "problemáticos"
de alcohol, entre ellos 84.000 adolescentes de entre 13 y 17
años.
De ese total de jóvenes, unos 25.000 han sufrido al menos un
episodio de intoxicación aguda 15 días antes de haberse
realizado una encuesta reciente de Educación Secundaria sobre
alcoholismo.
Por otra parte, del total de personas en problemas con el
consumo de alcohol, sólo 4.000 concurren a Alcohólicos
Anónimos u otras instituciones de ayuda.
Asimismo, la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas tiene
una relación directa con alrededor de 20.000 siniestros
laborales por año y con el 40% de los accidentes de tránsito,
primera causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 29 años.
Desde el Parlamento Verónica Alonso, diputada del Partido
Nacional, de oposición conservadora, propuso también una
serie de medidas para reducir el consumo de alcohol.
"Las pautas culturales cambiaron y los jóvenes comienzan a
consumir casi desde niños", en un promedio de 13 años tanto para
varones como para mujeres, dijo Alonso a ANSA.
Entre las principales propuestas de la legisladora para
combatir el consumo abusivo, está la prohibición de la ingesta
en la vía pública, dado que "cada vez son más los jóvenes que
toman en las horas de la noche y producen disturbios, incluso
con violencia, en los barrios".
Asimismo, la diputada propuso restringir el patrocinio de
bebidas alcohólicas a espectáculos deportivos, sobre todo en
aquellos dirigidos o con participación de jóvenes, así como la
publicidad que apunta a este segmento.
Consideró además necesario llevar a cabo una campaña de
educación y prevención desde la currícula escolar como contenido
obligatorio y agregó que "el gobierno tiene que iniciar cuanto
antes una política nacional de alcohol similar a la que se
inició con la política anti-tabaco", que en 2006 llevó a
prohibir fumar en espacios cerrados.
Mientras desde los poderes públicos buscan atacar el consumo
desmedido, el propio Estado uruguayo tiene como uno de sus
negocios la fabricación de bebidas alcohólicas a cargo de CABA,
una subsidiaria controlada en su totalidad por la petrolera
ANCAP.
Según consta en un libro del 75 aniversario de ANCAP, en 2002
la empresa producía 1,5 millones de litros de bebidas
espirituosas, de los cuales 551 mil litros de whisky, 432 mil de
caña, 406 mil de grapa, 117 mil de espinillar y volúmenes
menores de ron, cognac y caipirinha.
Alonso descartó un planteo por esta contradicción, aunque sí
apuntó sus baterías a un subsidio del Estado a la producción de
cerveza, en manos de la multinacional brasileña Ambev, a su vez
propiedad de la belga Anheuser-Busch InBev.
"Hoy el gobierno subsidia con cerca de 13 millones de dólares
anuales la producción de cerveza nacional, que realiza Ambev y
nosotros creemos en ese sentido que se tiene que eliminar ese
subsidio".
Tanto CABA como Diageo, propietaria de la marca Johnny
Walker, realizan campañas publicitarias en televisión para
fomentar el consumo responsable.
Por su lado, Pernod-Ricard, propietaria de la línea Seagram, apunta a inculcar en sus empleados el beber con moderación mediante capacitación y talleres, señaló a ANSA su directora de recursos humanos, Carla Bianchi.
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