Los mandatarios europeos iniciaron en la noche del jueves en Bruselas lo que muchos consideran como la cumbre de la "última oportunidad" para salvar al euro, presionados por el temor generalizado a que la falta de respuestas contundentes a la crisis de la deuda suma al mundo en una nueva recesión.
En juego está la supervivencia del euro y el declive económico de la Eurozona, amenazada por el fuego de la crisis que empezó hace dos años en Grecia, uno de sus eslabones más débiles.
"No tendremos una segunda oportunidad", advirtió el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el congreso de partidos conservadores europeos celebrado en Marsella (sur de Francia), antes de viajar a bruselas.
"Cuanto más tardemos en tomar esta decisión, más costosa y menos eficaza será", espetó a sus colegas, entre los que se contaban la canciller alemana, Angela Merkel, y el próxmo jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy.
Los líderes europeos siguen sin embargo divididos sobre las soluciones a la crisis.
En discusión está el proyecto del tándem francoalemán de reformar los tratados para reforzar la disciplina fiscal con la imposición de sanciones automáticas para los malos alumnos de los 27 países de la Unión Europea (UE), aunque en última instancia se conformarían con los 17 de la Eurozona.
El presidente de la UE, Herman Van Rompuy, propone en cambio dotar al Mecanismo de Estabilidad financiera (MEDE), que sustituirá al fondo de rescate europeo, con los mismos poderes de un banco.
Eso le permitiría pedir dinero al Banco Central Europeo (BCE) y relanzar el debate de la emisión de eurobonos, es decir, mutualizar la deuda de los Estados, algo a lo que se opone Alemania, principal economía del bloque.
Merkel insistió en su mantra al llegar al Consejo Europeo en que la cumbre debe restituir la "credibilidad" del euro mediante un endurecimiento de la disciplina fiscal.
España pedirá que la minoría de bloqueo necesaria en el MEDE pase de 15% a 10%, para poder hacer uso de ella en caso de que su sistema bancario lo necesite, anunció en Marsella Rajoy, quien coordinó sus posiciones con el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a quien sustituirá el 21 de diciembre.
Muchos son los que reclaman al Banco Central Europeo (BCE) mayores alas para implicarse de manera contundente en los planes de rescate de los países más amenazados por la crisis, como Italia y España.
Sin embargo, el presidente del BCE, Mario Draghi, descartó por el momento mayor implicación de la institución monetaria europea.
Tras esas declaraciones, los mercados volvieron a dejarse ganar por el nerviosismo. La Bolsa de Fráncfort cayó un 2%, Londres un 1,14%, París se dejó un 2,53%, Madrid 2,12% y Milán un 4,29%.
Las presiones proceden tanto de las agencias de calificación, con Standard & Poor's a la cabeza, que ha blandido la amenaza de rebajar la nota de la deuda europea, así como de dirigentes políticos y de operadores económicos del resto del planeta.
El presidente estadounidense, Barack Obama, llamó a los europeos a mostrar "voluntad política" para enfrentar la crisis, dado que una disolución de la Eurozona tendría consecuencias impredecibles en todo el mundo.
De hecho, la situación de la economía europea arroja sombras cada vez más alargadas.
El BCE rebajó el jueves drásticamente su previsión de crecimiento en la zona euro en 2012, de 1,3% a 0,3%, debido a la "fuerte incertidumbre vinculada a la crisis de la deuda". Para 2011, mantuvo su previsión de crecimiento en 1,6%.
Para tratar de dinamizar la actividad económica, la institutición recortó su principal tasa de interés en un cuarto de punto porcentual, a 1%, su mínimo histórico, y anunció operaciones de préstamo para mejorar la liquidez de los bancos.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, estimó que hay que "hacer todo lo posible para garantizar la irreversibilidad del euro".
Ante la lluvia de malos datos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que estaba dispuesto a participar en los esfuerzos para rescatar a la divisa europea.
"Queda mucho trabajo por hacer, es necesario (alcanzar un acuerdo) que sea coordinado, que sea decisivo", dijo en Bruselas la directora general del FMI, Christine Lagarde, antes de la cumbre de los 27 países de la Unión Europea (UE).
La Autoridad Bancaria Europea (EBA) estima en 114.700 millones de euros (152.500 millones de dólares) las necesidades de recapitalización de los bancos europeos, unos 8.000 millones de euros más que en la primera estimación de finales de octubre.
Los bancos españoles, los segundos más necesitados por detrás de los griegos (30.000 millones), requerirán 26.170 millones de euros, los italianos 15.366 millones (contra 14.770 millones) y los franceses 7.324 millones, algo menos que los 8.840 millones de euros estimados inicialmente. En cambio, las necesidades de las entidades alemanas prácticamente se duplicaron en el mismo período, al pasar de 5.200 millones de euros a 13.107 millones en la nueva estimación.
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