La presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó ayer que su gobierno reforzó el impulso a la construcción de viviendas populares para evitar el enfriamiento de la economía ante la crisis global.
"Las inversiones en la construcción civil benefician a todos porque genera muchos empleos y nos ayudan a mantener el mercado recalentado pese a la crisis económica internacional que está afectando a Estados Unidos y a países de Europa", señaló la jefa de Estado.
La semana pasada el ministro de Hacienda Guido Mantega
anunció una serie de medidas como la reducción de los impuestos
para la construcción con el propósito de que alcanzar un
crecimiento del 5% en 2012, ante la suba de sólo el 3,2 por
ciento prevista para este año.
En tanto algunos bancos privados no descartan que Brasil
entre en recesión en el segundo semestre de 2011.
"La prioridad es atender a las familias de renta más baja, a partir de este año el 60 por ciento de las viviendas construidas (en el programa) Mi Casa, Mi Vida, o sea 1,2 millones de unidades" irán para familias con ingresos de hasta 1.600 reales (900 dólares) explicó Rousseff en el programa radial Café con la Presidenta.
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