Carlos Lupi, el ministro de Trabajo de Brasil que desde hace un mes era objeto de una ola de denuncias de corrupción e irregularidades en su cartera, se convirtió en el sexto integrante del gabinete de la presidenta Dilma Rousseff que deja el cargo por motivos similares en menos de un año.
Lupi entregó la carta de renuncia ayer domingo a Rousseff y luego publicó el texto en el sitio oficial del Ministerio de Trabajo.
En la nota, Lupi afirma que es objeto de una “persecución política y
personal de los medios” de comunicación y acusó a la Comisión de Etica
de la Presidencia, que el jueves pasado recomendó su destitución, de
haberlo condenado “en forma sumaria”.
El funcionario renunciante, quien preside -aunque en uso de licencia- el
Partido Democrático Laborista (PDT, de orientación socialista), asumió
la jefatura del Ministerio de Trabajo en marzo de 2007, al comenzar el
segundo mandato consecutivo del presidente Luiz Lula da Silva.
Lula impulsó ante Rousseff, quien lo sucedió a partir del 1 de enero de este año, la continuidad de Lupi.
A comienzos de noviembre, la revista semanal Veja afirmó que el ministro
comandaba a un grupo de asesores en una maniobra de extorsión y
cobranza de sobornos a organizaciones no gubernamentales que tienen
convenios con el Ministerio pero tenían suspendidas las transferencias
de dinero por sospechas de irregularidades.
La situación de Lupi se complicó dos semanas después, cuando fotos y
videos confirmaron que en 2009 viajó en un avión alquilado por una ONG
que obtuvo financiación por más de seis millones del Ministerio de
Trabajo para sus proyectos.
Además, fue acusado por el diario Folha de Sao Paulo de haber actuado
durante seis años como “funcionario fantasma” en la Cámara de Diputados,
cobrando el sueldo pero sin cumplir sus tareas como asesor, entre
diciembre de 2000 y junio de 2006, cuando ejercía además el cargo de
presidente del PDT.
Lupi intentó defenderse ante el Congreso y ante la Comisión de Etica de
la Presidencia, pero sus explicaciones no convencieron a ninguno de los
dos grupos.
El jueves, la Comisión de Etica informó que las justificaciones del
ministro sobre las irregularidades que se le atribuyen fueron
“insatisfactorias” y recomendó a Rousseff que lo despidiera.
En la nota publicada en el sitio web del Ministerio de Trabajo, Lupi
afirma que decidió dejar el cargo “para que el odio de las fuerzas más
reaccionarias y conservadoras de este país contra el laborismo no
contamine otros sectores del gobierno”.
Agrega que se aleja del gobierno “con la conciencia tranquila del deber
cumplido” y de su “honestidad personal”, y “confiado por creer que la
verdad siempre vence”.
A partir de junio pasado, Rousseff aceptó las renuncias del jefe del
gabinete Antonio Palocci y de los ministros de Transportes, Alfredo
Nascimento; de Agricultura, Wagner Rossi; de Turismo, Pedro Novais, y de
Deportes, Orlando Silva, todos acusados de haber cometido
irregularidades.
También se alejó de su puesto el ministro de Defensa, Nelson Jobim, pero
en este caso fue por haber formulado críticas públicas a otros
ministros.
Asimismo, a fines de noviembre se publicaron denuncias sobre una estafa
en la que estaría involucrado el ministro de Ciudades, Mario Negroponte.
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