La asunción de Beatriz Rojkés como Presidenta Provisional del Senado y el Ministerio de Salud a cargo de Juan Manzur colocan al mandatario tucumano en un momento inigualable de poder en la historia de Tucumán. Gozará por un tiempo de un acceso a La Rosada con tertulias en Olivos.
Luego de participar de la ceremonia de asunción de su esposa, Alperovich se embarcó en el Tango 01, junto a Cristina, hacia Caracas para protagonizar el fortalecimiento de la UNASUR y la irrupción de CELAC, en la vida política continental.
Por primera vez después de casi 38 años, un gobernador de Tucumán consigue dos espacios institucionales de gran valor para los proyectos estratégicos provinciales.
Ayer Alperovich no pudo ocultar su felicidad en el acto de asunción de su esposa, la senadora Beatriz Rojkés como Presidenta Provisional, lo que la coloca tercera en la línea de sucesión ante una probable acefalía.
Al cargo que hoy detenta su esposa se le debe sumar al Ministerio de Salud que comanda su vicegobernador con licencia de la Legislatura, Juan Manzur. Ambos espacios de poder colocan al mandatario tucumano en un momento inigualable si fueran utilizados para beneficiar a los intereses de una provincia que no goza de estas cercanías al poder político real.
Haciendo memoria
Dejando de lado los antecedentes de tucumanos en la Casa Rosada y de funcionarios de cierta influencia en los distintos gobiernos nacionales desde el siglo XIX, tuvo que llegar el año 1973, con asunción de Amado Juri a la gobernación, se catapultaba a espacios políticos de jerarquía a Nicasio Sanchez Toranzo. Este corto pero intenso período le permitió a Juri contar con un aliado estratégico en la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación para obtener rápido acceso a un plan de obras públicas que se insertaron en el Presupuesto Nacional de 1974.
Durante la dictadura (76-83), la llegada directa de los tucumanos al poder político más bien fue inexistente, con la excepción de algunos civiles que sólo se dedicaron a la delación.
Obtenida la democracia, con Riera en la Casa de Gobierno, las distancias se agigantaron, aunque la administración de Alfonsín se encargó de beneficiar a dirigentes del radicalismo que ocuparon por corto tiempo distintos espacios de poder. Algunos en el Banco Hipotecario, otros en la Secretaría de Desarrollo Regional, en la Dirección Nacional de Azúcar y algunos en dependencias nacionales con oficinas en Tucumán.
Luego fue el turno de José Domato que había apostado por Cafiero en la interna con Menem y de entrada tomó distancias con el nuevo Presidente. De esa forma, los tucumanos que habían sido convocados por el riojano para la administración del Estado Nacional, ocuparon estos lugares como una especie de reconocimiento a sus tareas en la campaña electoral.
Después llegó la Intervención Federal, la Reforma Constitucional al gusto y paladar de Bussi, el gobierno de Ortega, quien si bien es cierto gozó de un gran apoyo desde La Rosada no supo insertar en el esquema del poder del menemismo un representante que elaborara la sintonía fina que se necesita en estos casos para acceder a espacios de decisión.
Bussi fue una continuidad de lo anterior ya que sólo se conformó con el paraguas protector político desde Buenos Aires sin autorización para reclamar más que aquella protección.
En el turno de Julio Miranda, fue provechoso su paso anterior por el Senado de la Nación, lo que le permitió acceder a un sistema relacional que lo llevó a formar parte, una vez electo de la Liga de Gobernadores, que sostuvieron hasta el último día a Fernando De la Rúa. La crisis institucional del 2001 pulverizó cualquier intento de obtener algún espacio de cierta influencia en las cercanía de la Rosada.
Alperovich es feliz
En su día más feliz, el mandatario no pudo ocultar la gran alegría que le cambió el rostro durante la asunción de su esposa, Beatriz Rojkés como Presidenta Provisional del Senado, consciente de lo que representaba el hecho se prepara para abrir las puertas del poder real.
Un par de horas más tarde, luego de los festejos entre familiares y simpatizantes que se llegaron a Buenos Aires, intuyendo que se trataba de un acontecimiento histórico, el mandatario tucumano se subió al Tango 01 para integrarse a la comitiva argentina encabezada por Cristina, para participar en Caracas de a cumbre fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de las reuniones bilaterales en el marco de la Unasur.
Alperovich en su momento de mayor felicidad. El y quienes lo cuestionan están persuadidos que gozará por un tiempo de un acceso a La Rosada con eventuales tertulias en Olivos. Habrá accedido a la información "de primera mano". Si se anima hasta podría llegar a incidir en las políticas del oficialismo gobernante.
Si Alperovich es feliz no hay dudas que su esposa también. Ella sabe que ha dado el primer paso en el mismo recorrido del padre de sus hijos, Senado más sintonía fina con La Rosada debe dar como resultado heredarlo en el gobierno en el 2015. Se cumplirá así uno de los vaticinios más en boga en las animadas charlas políticas que mantienen los tucumanos.
Isauro Martínez
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