La ensayista y periodista Barbara Ehrenreich lleva más de veinte años destripando desde sus columnas de opinión en cabeceras como New York Times, Harpers, The Progressive o la revista Times la psique de la sociedad norteamericana. Autora de una veintena de libros, ha destacado como firme defensora de causas como la salud pública, la paz, los derechos de las mujeres y la justicia económica.
Ehrenreich no tiene pelos en la lengua y no le cuesta nada admitir que no tiene argumentos para convencer a jóvenes como su hijo para que voten
A pesar de eso, no cree que depositar un sobre en una urna cada cuatro años sea la única forma de participar y opina que lo importante es crear movimientos capaces de "presionar" a los políticos y hacerles responsables de sus compromisos.
La autora de Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo (ed. Turner) visitó recientemente Barcelona invitada por el CCCB, donde pronunció una conferencia en el marco de las jornadas 11-S. El mundo diez años después.
¿Es el Tea Party y el movimiento Occupy Wall Street un reflejo del final de el optimismo de la sociedad norteamericana?
Creo que es el inicio de una especie de realismo. La gente se empieza a dar cuenta que no es culpa suya lo que está ocurriendo. Los indignados estadounidenses saben que las cosas no pueden seguir como hasta ahora y que tienen que hacer algo. Me identifico mucho con este movimiento.
¿Cree que el movimiento Occupy Wall Street podría convertirse en el Tea Party de la izquierda? Me refiero a un movimiento que pueda movilizarla.
Ya ha sobrepasado al Tea Party en algunos aspectos, y eso que hace pocas semanas que empezó. Las encuestas más recientes revelan que la mayoría de los estadounidenses se identifican con este movimiento. Sólo una cuarta parte dice que se siente identificado con el Tea Party ¡Esto es increíble! Y no es precisamente por que el movimiento haya tenido buena prensa... Es divertido porque los indignados no dirán que son de izquierdas, dirán que han acabado con el binomio derecha versus izquierda, o en el caso norteamericano, demócrata versus republicano. Pero como persona de izquierdas, sus demandas me parecen de izquierdas por que luchan por las personas que están sufriendo la crisis, de hecho ellos son los que la sufren. El Tea Party, en cambio, siempre ha representado los intereses de los ricos. Por otro lado, hay gente que se está sumando al movimiento y que antes eran del Tea Party simplemente porque estaban enfadados y veían que esa era la única forma de expresarse.
¿Cree que los norteamericanos han perdido su fe en las instituciones? ¿Por qué?
Por dos razones: La primera es que Obama ha sido una decepción, podríamos estar enumerando una larga lista de cosas que dijo que haría y que no ha hecho. Otro motivo es la corrupción política.
¿Por qué hace esa acusación?
En Estados Unidos no nos gusta usar la palabra corrupción para hablar sobre nuestro sistema político, pensamos que eso es algo que pasa fuera de nuestras fronteras, pero la corrupción en los EE.UU. llega a las más altas esferas. Fíjate, de los 1.000 millones de dólares que Obama ha logrado recaudar para su campaña gran parte de ese dinero viene de Wall Street ¿Pero qué es esto? Yo probablemente votaré porque supongo que soy vieja y la gente de mi edad piensa que tiene esa responsabilidad, pero no tengo argumentos para convencer a mi hijo de que lo haga. En cambio mi hija vota, es demócrata, pero entiendo que haya mucha gente haya dejado de sentirse vinculada. Lo mismo pasa en España, cuando tienes una socialdemocracia que lo único que hace son recortes, la gente deja de sentirse representada.
¿Cual es la solución?
No todas las respuestas están en las elecciones. Lo más importante es construir movimientos que puedan presionar a los políticos y hacerles responder por sus compromisos. Si la izquierda norteamericana no se hubiera desvanecido cuando Obama fue elegido, a lo mejor podríamos haberle presionado lo suficiente para que hiciera algún cambio o cumpliera sus promesas.
¿La izquierda se desmovilizó cuando Obama ganó las elecciones?
Sí, muchísimo. Pasó lo mismo que cuando ganó Clinton, la gente pensó "démosle una oportunidad". Yo ya no espero demasiado de Obama. Creo que lo mínimo que podría hacer es pedir a los alcaldes demócratas que sean respetuosos con los 'indignados', que vayan a escucharles y no envíen a la policía. Pero ni siquiera se acercarán a las plazas ¿De verdad es tan difícil? Y los primeros desalojos han sido en alcaldías demócratas, como la de Oakland.
¿Cree que los estadounidenses sufren una crisis de identidad?
Yo no lo diría así. Creo que nos estamos despertando de las ilusiones que nos llevaron a la crisis financiera. Nos decíamos que éramos el país más maravilloso del mundo, algo que se puede contradecir si miramos estadísticas sobre pobreza, sobre el nivel de encarcelamiento... Había el convencimiento de que nada podía salir mal. A lo mejor nos estamos despertando y nos estamos dando cuenta de que somos uno más en el mundo.
Usted ha afirmado sentirse desilusionada por la gestión de Obama ¿Cree que se le puede achacar a él toda la responsabilidad o hay otros culpables?
Creo algunas cosas que ha hecho durante la recesión han sido útiles. Pero no se me ocurren más cosas positivas. Sé que las hay, pero no me vienen a la cabeza! Pero estoy desencantada sobre todo por las cosas que dijo que haría y no ha hecho, como cerrar Guantánamo. Antes pensaba mucho sobre de quién era la responsabilidad, si era sólo de Obama o también influía el juego sucio desde Wall Street... pero ya no estoy interesada en preguntármelo más.
Fuente La Vanguardia
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