El escritor y profesor de nuestra Filosofía y Letras, Fabián Soberón presentó la semana pasada su última producción “El Instante”. Se trata de un libro de relatos breves que incluye ilustraciones de Ramiro Clemente.
Por Gabriel Guanca Cossa
Las paredes desaparecen detrás de los libros que alimentan la literatura de Fabián Soberón. "La historia de un escritor es la historia de un lector", afirma. Atardece en San Miguel de Tucumán. En su departamento de Barrio Norte, observa a Bruno, su hijo, jugar en un rincón. "En mi caso, la motivación de la escritura tiene que ver con la lectura", agrega y se queda callado. El silencio da paso a la primera pregunta.
¿Con qué género trabaja en su nuevo libro?
“El instante” es un libro de relatos, de historias breves, cuyos protagonistas son personajes que vienen, algunos, del pasado histórico, personajes que tienen, o han tenido, cierta relevancia o cierto reconocimiento.
¿Qué sucesos, vinculados a esos personajes, relata?
En la mayor parte de los relatos del libro, el momento de la vida de ese personaje que he elegido para narrar es un momento previo al reconocimiento. Por ejemplo, en el relato “El encuentro” se reúnen Charles Darwin y Juan Manuel de Rosas. Charles Darwin tiene veintiocho años, todavía no ha escrito “El origen de las especies”. En el momento en que se encuentra con Rosas, es un desconocido y es alguien que, tal vez, ni siquiera sabe que va a escribir ese libro. Entonces, yo diría que trabajo un momento previo; esa situación germinal, cuando el personaje, que luego será una celebridad, es un nadie. Es alguien absolutamente marginal, un cero para la historia.
¿Hay un interés por reescribir la historia?
Yo no tengo ningún respeto por la historia, no tengo ninguna intención de hacer historia. En todo caso, considero a la historia como materia, como pretexto para la ficción. A mí me interesa mucho más el cruce entre el hecho histórico y la ficción. Me interesan los efectos que tiene la realidad en la ficción. O sea, cómo un hecho real impacta en un escritor o un periodista, y cómo esto dispara un relato ficcional. Pero también me interesa el cruce inverso: qué efecto produce la ficción en la realidad. Esto es como decir: ¿qué hace un lector que lee un texto ficcional pero que cree, por verosímil, que ese texto le está contando algo que sucedió? Lo importante es que el lector cuestione si ocurrió o no determinado hecho.
Entonces, se puede decir que hay un trabajo con la incertidumbre…
En libros como “Historia universal de la infamia”, las “Aguafuertes porteñas”, “Lugar común la muerte”, o “Vidas imaginarias” de Marcel Schwob, hay un cruce que a algunos lectores les despierta la pregunta: ¿ocurrió o no ocurrió? ¿Esto es ficción o forma parte de la realidad? Hay una zona difusa, un hueco en la historia de ese personaje que a mí me sirve para trabajar la ficción. Cada uno de los relatos trabaja el cruce entre la historia conocida y el pozo de sombras que genera lo desconocido. Esa zona en la que no podemos discriminar con claridad cuál es el terreno de la ficción y cuál es el terreno de la realidad. Yo no busco pararme de un lado o del otro de manera segura. Me interesa la actitud del equilibrista, de aquel que camina por una cuerda tensa y peligrosa, y de un lado tiene la ficción, y del otro, la realidad; pero camina por el medio y de un momento a otro se balancea y parece que se va a caer a un lado o al otro. Es esa tensión permanente es la que me interesa, y los efectos que produce.
¿Cuál es el concepto de ficción que trabaja a lo largo del libro?
Detrás de los textos hay una idea de mascarada, de máscara, que a mí me interesa mucho. Al trabajar con personajes sobre los cuales el lector tiene un conocimiento, hay una intención de engañar. Yo le digo al lector: mirá, te voy a contar una historia desconocida sobre un personaje que vos conocés. Y en realidad, esa historia desconocida es, probablemente, un invento. Lo que el lector conoce de los personajes funciona como un espejo falso. Esa idea que viene de Pessoa, de que el poeta es un fingidor. Busco la mejor oportunidad para fingir de tal manera de convencer al lector.
¿Qué motivó la escritura de estos textos?
Muchos de mis textos están motivados por la lectura de libros de los autores sobre los que escribo. En mi caso, la ficción surge de la lectura de ficción o de ensayos. Es decir, surge de la lectura. No he conocido a ninguno de los personajes, ninguno ha sido contemporáneo mío. La fuente para los textos es la experiencia de los personajes. Experiencia que conozco a partir de la lectura.
¿Existe alguna relación entre “El instante” y su antecesor, “Vidas breves?
Hay elementos en común entre el libro que estoy presentando y “Vidas breves”. En ambos hay una búsqueda intencionada de trabajar con esa zona difusa entre realidad y ficción. Pero la historia de un escritor es la historia de un lector; y todo lector cambia sus apetencias, sus deseos e intereses. Y, por lo tanto, cambia sus maneras de ver la literatura. Cuando escribí “Vidas breves” tenía otros maestros, otros modelos diferentes a los que tuve en los últimos años. En este sentido, considero que, aunque comparte ciertas cuestiones con “Vidas breves”, este libro tiene otro tono.
“El instante” tiene la particularidad de ser un libro ilustrado…
Es así. Este libro incluye ilustraciones de Ramiro Clemente, un tucumano que vive en Barcelona. Ilustraciones que fueron concebidas de manera exclusiva para el libro. Hemos trabajado en conjunto, a la distancia, gracias a las posibilidades que brinda la tecnología. Hubo mucho diálogo. Él hizo varias versiones de los dibujos, por eso considero que funcionan como ilustraciones, ya que fueron creados a partir de la lectura de los textos.
¿Cómo considera que influye este trabajo conjunto, en el resultado final?
Existe una ventaja: son dos miradas sobre un asunto. Aunque él parte del texto, da su mirada sobre el relato. Hay una interpretación sobre el relato y también sobre determinados personajes, porque Ramiro ha investigado sobre los personajes de los que se habla. Por eso considero que “El Instante” es un libro en el que hay dos miradas sobre un asunto.
FABIÁN SOBERÓN nació en Juan B. Alberdi, Tucumán, en 1973. Es Licenciado en Artes Plásticas y docente de Teoría y Estética del Cine, Guión y Narración, Comunicación Audiovisual, Comunicación Visual Gráfica y Crítica del Cine. Publicó la novela La Conferencia de Einstein (2006), el libro de relatos Vidas Breves (2007) y ensayos sobre literatura, arte, música, filosofía y cine en revistas nacionales e internacionales. El Fondo Nacional de las Artes publicó poemas suyos en la antología Poesía Joven del Noroeste (2008). Fue docente de Historia de la Música y dicta talleres de escritura. Fue finalista del Premio Clarín Cuento 2008. Ganó el 2º Premio del Salón del Bicentenario 2010. Con su novela Atalaya ganó una mención en Concurso Nacional de Novela de la Municipalidad de Córdoba. Como periodista cultural colabora con La Capital (Rosario), Boca de Sapo (Buenos.Aires), La Gaceta Literaria y El Pulso Argentino (Tucumán).
RAMIRO CLEMENTE nació en San Miguel de Tucumán en 1976. Es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Nacional de Tucumán y Master en Cultura Visual por la Univesitat de Barcelona. Dibujante ilustrador, fotógrafo y diseñador. Reside y trabaja en España desde Agosto de 2001. Ha realizado trabajos para editoriales de Argentina, España y EE.UU. Ha obtenido premios en España y Argentina en fotografía y dibujo. Desde 2004 colabora con empresas de diseño y comunicación, artistas y escritores de Argentina, Italia, Portugal, EE.UU., Francia y España.
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