Como los vendedores ambulantes de antaño, que recorrían largos tramos para enseñar el contenido de sus valijas, un grupo de jóvenes atraviesa hoy pueblos y ciudades de la provincia argentina de Santa Fe, valija en mano, pero con otro fin: enseñar ciencia, en forma lúdica y participativa. “La aventura de la ciencia. Valijas que pasan… preguntas que quedan” es el leitmotiv de este programa que lleva a domicilio aspectos relacionados con la mecánica, el ambiente, la astronomía, la historia, la matemática y la biología, entre otros.
Instituto Leloir. OEI-AECID. Por Bruno Geller
Un proyecto innovador de divulgación científica está literalmente “viajando” por la provincia de Santa Fe, en la Argentina. Se trata del programa de la Subsecretaría de Apropiación Social de la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTeI) de esa provincia. Tras la capacitación de más de 60 personas pertenecientes a 18 localidades santafesinas, “La aventura de la ciencia. Valijas que pasan… preguntas que quedan” recorre ciudades y pueblos de la provincia para enseñar ciencia a través de la experimentación y el debate.
La propuesta recorre distintas localidades de la provincia; contienen materiales y dispositivos que permiten enseñar en forma lúdica y participativa temáticas tales como mecánica, ambiente, las ondas, la astronomía, la socio-historia, la matemática, la biología, la electricidad y la arqueología. “La formulación de las actividades de las valijas facilita su uso en los últimos años de la escuela primaria o elemental en el nivel medio e incluso en programas de educación para adultos. No obstante, ya se han utilizado en niños de 4 años de la Escuela Nº1125 de la localidad de Llambi Campbell (Provincia de Santa Fe)”, indicaron a la Agencia CyTA Eduardo Vidal y María Fernanda Benítez del equipo de trabajo de la Subsecretaría de Apropiación Social de SECTeI. Y agregaron: “Las valijas recorren escuelas, clubes de ciencia, museos, bibliotecas populares y todo tipo de instituciones que realicen actividades afines. Solo es necesario contar con un espacio en donde se pueda generar un ambiente propicio para la circulación de conocimientos, juegos y experiencias, donde puedan participar chicas y chicos.”
Ocho de las nueve valijas pedagógicas fueron especialmente diseñadas por el equipo técnico del Museo Interactivo de la Universidad Nacional de General Sarmiento y la novena fue elaborada por el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales de Santa Fe. Estos equipos técnicos también estuvieron a cargo de capacitar a los docentes.
Según indicaron Vidal y Benítez, el objetivo principal del programa es proveer de experiencias interactivas para el aprendizaje de la ciencia y favorecer la participación.
Viaje al interior de las valijas
Las valijas de “Mecánica” permiten abordar los temas referidos al movimiento y reposo de los cuerpos bajo acción de fuerzas. La de “Medio Ambiente” ofrece una gran variedad de experiencias de laboratorio vinculadas a la valoración de nuestro entorno, con contenidos de Química y Biología articulados, mientras que la de “Ondas” hacen posible el estudio de los temas referidos al transporte de energía en medios materiales.
Por otra parte, la valija de “Astronomía” contiene instrumentos para realizar una variedad de experiencias en óptica vinculadas con la observación del cielo. La de “Electricidad y Magnetismo” fue diseñada para estudiar los temas referidos a cargas quietas y en movimientos, la de “Biología” cuenta con actividades que recrean, o reproducen ciertos fenómenos estudiados en el mundo de la biología y aborda temas como la unidad y la diversidad vida, el cuerpo humano y la relación de los seres vivos con el medio. La de “Socio-Historia” cuenta con actividades destinadas a trabajar en el aula conceptos relacionados con distintos temas de las ciencias sociales. Las temáticas abordadas son historia argentina contemporánea, el mundo del trabajo a través del arte, indicadores sociales (pobreza y desempleo), entre otros temas.
La valija de “Matemática” permite realizar una gran variedad de actividades destinadas a la comprensión de los contenidos escolares, relacionados en especial con geometría y probabilidad.
Por último, la valija de “Arqueología/Historia” invita a abordar aspectos “relacionadas con los pueblos cazadores/recolectores que habitaron nuestra región desde hace por lo menos 2000 años, la etapa de contacto hispano/indígena y la reorganización socio/espacial que implico la fundación de Santa Fe. Se hace especial referencia al trabajo del arqueólogo y del historiador como cientistas sociales”, destacan sus creadores que trabajan del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales, del cual dependen el Museo Etnográfico y Colonial “Juan de Garay” y el Parque Arqueológico “Santa Fe la Vieja” en Cayastá.
Cada una de las valijas incluye material de trabajo para realizar experiencias en grupo, una guía temática para el docente y una guía de actividades como propuesta de trabajo.
“Las actividades son pensadas desde lo lúdico, los estudiantes arman los dispositivos, ellos mismos los ponen en funcionamiento y luego concluyen sobre lo trabajado. La idea es que el guía sólo encamine la actividad, no que la realice de manera demostrativa”, explicó la profesora Nadia Flores, asistente de coordinación “Imaginario va a la Escuela” del Museo Interactivo de Ciencia, Tecnología y Sociedad “Imaginario” de la Universidad Nacional de General Sarmiento donde se diseñaron y armaron las valijas de Ciencias Naturales. Y agregó que las actividades en torno a las valijas se caracterizan por partir de las inquietudes que se planteen en la clase “incentivando su aparición y posterior discusión.”
La profesora Flores destacó la importancia de que los estudiantes puedan explicitar sus ideas previas sobre los fenómenos tratados, para poder recogerlas y trabajar a partir de ellas. “Una vez que se realizan las actividades se propone un cierre estructurado, en el que se sistematiza y se identifica todo lo trabajado, y que destaca el interés en las nuevas preguntas suscitadas o cuestiones que puedan quedar abiertas”, destacó Flores quien además indicó que la interacción permanente “con docentes y estudiantes de todos los niveles nos ha permitido constatar que en su gran mayoría, las escuelas no cuentan con recursos didácticos novedosos que faciliten el aprendizaje de la ciencia, y promuevan la experimentación y la reflexión.”
Las escuelas, en especial aquellas más alejadas de los grandes centros urbanos, no tienen en general acceso a museos interactivos que realicen este tipo de experiencias con instalaciones adecuadas. “Más aun, diversos factores contribuyen a que no resulte un objetivo accesible organizar visitas a museos interactivos u otros espacios equivalentes, y menos aun hacerlo de un modo regular o sistemático. En razón de ello, se diseñó este programa que aspira a acercar algunos recursos a las escuelas, en un formato que contribuya a promover y facilitar su utilización autónoma por parte de los docentes”, subrayó Flores.
El testimonio de una escuela
La Escuela 1125 de la localidad santafesina de Llambi Campbell ha sido uno de los destinos donde llegaron las valijas didácticas.
“En el grupo de 4 años de educación inicial trabajamos con las tarjetas del eslabón nº1 de cadenas tróficas. La mayoría conocía las imágenes de las fotos. Se sintieron atrapados por dichas imágenes. Rápidamente interpretaron el seguimiento de las cadenas”, indicó a la agencia CyTA la docente Cecilia Elena Tibaldo y continuó: “Cuando se les preguntó ‘qué sucedería con las nutrias y su alimentación, si desapareciera, por ejemplo, los peces, respondieron: ‘Podrían mudarse a otro río, hacer sus casitas y capturar otros peces. Y si no hay río cerca, entonces se mueren’.”
Además de aprender sobre el la cadena alimentaria, “captaron la necesidad de cuidar el ambiente y las especies para seguir subsistiendo”, destacó Tibaldo.
En esa misma escuela se realizaron actividades en educación primaria. “La experiencia para alumnos y docentes fue buena, porque pudieron trabajar con materiales que de ser de otra manera no trabajarían, ya que la escuela no cuenta con laboratorio. Además el trabajo con imágenes de apoyo fue muy satisfactorio”, destacó Gabriela Pogliani, docente del establecimiento. Y agregó: “las actividades están bien explicadas para lograr con buen fin la experiencia científica. Accedimos a un material variado, vistoso y novedoso. Es realmente importante este aporte al proceso de enseñanza y de aprendizaje porque permite a los alumnos manipular objetos y adquirir nuevas habilidades y conocimientos prácticos.”
La alumna Carolina Longoni señaló: “Con las valijas vimos células al microscopio. Fue muy lindo, y nuevo. Porque ninguno había tenido esa posibilidad antes. Miramos células de cebolla, pimiento, lacitos de amor y sangre. Fue muy divertido, y después tuvimos que dibujar en las carpetas lo visto.”
“A partir de la experiencia de varios meses, en los que las valijas comenzaron a recorrer localidades, manos y expectativas, estamos observando que los tiempos que se pautan de permanencia en la institución (dos semanas, un mes o más) siempre resultan escasos. Los referentes locales nos expresan que, tanto adultos como niñas y niños, se acercan primero a las valijas con timidez y luego se apasionan con las actividades”, concluyeron Eduardo Vidal y María Fernanda Benítez.
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