El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, obtuvo un arrollador triunfo, con 62,6 por ciento de los votos en las elecciones del pasado domingo, según datos oficiales, lo que le permite también el control del Legislativo, mientras la oposición aún no reconoce esa victoria.
Escribe Jorge Lewinger enviado de Télam.
El Consejo Supremo Electoral informó
en las primeras horas de la tarde sobre la victoria de Ortega, con el
85.5 por ciento de las juntas receptoras de votos del país ya
escrutadas, por lo que el titular del cuerpo, Roberto Rivas, dijo que es
una "tendencia no reversible" y felicitó al mandatario reelecto.
El control de la Asamblea Nacional, descontado el triunfo de Ortega con
el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), era el objetivo más
buscado por el oficialismo, para permitirle una reforma constitucional
que habilite la reelección presidencial.
De este modo, espera eliminar el principal cuestionamiento de la
oposición -que aún no reconoció la victoria del FSLN-, respecto a la
reelección de Ortega, que está inhibida por un artículo de la
Constitución pero fue autorizada por la Corte Suprema de Justicia.
El periódico local Nuevo Diario ya evaluó que con la actual tendencia de
votos el FSLN obtendrá 59 de los 90 diputados que constituyen la
unicameral Asamblea Nacional, mientras que la alianza opositora del
Partido Liberal Independiente (PLI)-Movimiento Renovador Sandinista
(MRS), sumará 25 y el Partido Liberal Constitucional (PLC) los últimos
6.
En una réplica a los cuestionamientos, el ex comandante y fundador del
FSLN, Tomás Borge, afirmó a la televisión de Managua que "cuando la
izquierda gana, la oposición siempre habla de fraude, pero cuando
triunfa la derecha, se dice que ganó la democracia".
Borge, ahora embajador de Nicaragua en Perú, uno de los pocos ex
comandantes que permanece en el oficialismo, agregó que "con este
resultado aplastante es ridículo, infantil y estúpido decir que hubo
fraude".
El embajador dijo que no cree que la oposición no acepte finalmente el
resultado electoral, pero consideró "ridículo" esperar el recuento hasta
el último voto para hacerlo, cuando la tendencia "es irreversible".
"Alguna vez dije que hay que ser implacable en el combate y generoso en
la victoria", por lo cual sugirió al gobierno una "política de
amplitud", por lo que "no sería malo sentarse a hablar con (el candidato
opositor, Fabio) Gadea", agregó Borge.
El ex comandante Edén Pastora, tal vez el primer disidente del
sandinismo, que en los `80 se sumó a la "contra" apoyada por Washington y
hoy es funcionario de la administración Ortega, elogió el triunfo del
mandatario "y el de su esposa, Rosario Murillo".
"Ganó Ortega y ganó el cardenal (Miguel Obando y Bravo), ganó el
cristianismo, pero perdió la oposición y el Movimiento de Renovación
Sandinista", dijo Pastora.
En tanto, Raúl Obregón, director de la consultora M&R, que previó en
sus últimas encuestas un triunfo de Ortega por algo más de 58 por
ciento de los votos, pero sin sumarle el porcentaje de los indecisos,
aseguró hoy que ésta fue la elección "más previsible", en la que el
grueso de los independientes -alrededor del 45 por ciento del
electorado- se volcó ahora hacia el sandinismo.
A juicio del consultor "se revirtió la tendencia de los 90 que hacía que
el 60 por ciento votase contra el FSLN, al que lo apoyaba
aproximadamente el restante 40 por ciento".
Atribuyó ese fenómeno a que después del primer gobierno de Ortega
(2007-2011) "se cayeron los fantasmas del retorno a la situación de
guerra" y, en cambio, se avanzó en la resolución de los problemas
concretos de los más pobres.
Por otra parte, el titular de la Organización de Estados Americanos
(OEA), José Miguel Insulza, dijo hoy que en Nicaragua "avanzó la
democracia y la paz" y felicitó a Ortega por su triunfo.
En tanto, un comunicado de la misión de observación de la OEA "lamentó"
diversos hechos de violencia ocurridos en la jornada de votación,
especialmente en el departamento de Matagalpa (norte), donde fueron
quemadas seis mesas de votación según medios locales, y pidió a las
autoridades que se identifique a los responsables.
La OEA también mencionó denuncias recibidas de diversas organizaciones
políticas sobre irregularidades en el proceso electoral, las que según
dijo "por tratarse de hechos no constatados" serán procesadas según las
normas establecidas por el organismo.
En cambio, la congresista republicana de Estados Unidos, la
cubano-norteamericana Ileana Ros-Lehtinen afirmó que las elecciones en
Nicaragua fueron una "farsa" e instó a la Casa Blanca a no reconocer los
resultados que dieron un nuevo mandato al presidente Ortega.
"La llamada `elección` del domingo en Nicaragua fue una completa farsa.
Daniel Ortega se aseguró de que fuera así", señaló en un comunicado
Ros-Lehtinen, jefa de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara
de Representantes.
Agregó que "Estados Unidos y otras naciones responsables no pueden reconocer los resultados".
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