El beso, "pariente pobre de la sexualidad", está en vías de extinción en el cine -donde protagonizó escenas célebres como el roce de labios de Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en "La Dolce Vita"- y merece ser rehabilitado, advirtió el filósofo francés Alexandre Lacroix.
En su último ensayo, "Contribución a la teoría del beso", Lacroix pone el acento en la escena de sexo frugal del último James Bond, sin ósculo a la vista, y enciende una luz de alerta.
"Existen toneladas de libros sobre fetichismo y
sadomasoquismo y casi nada sobre el beso. Como si el beso fuera
una práctica banal que ya no interesa a nadie", dijo el
filósofo.
Antes de la globalización del llamado "beso hollywoodense",
explicó Lacroix, no se besaba en todas las latitudes.
Fue gracias al poeta francés Pierre de Ronsard y el escritor
suizo Jean-Jacques Rousseau que el beso, en Occidente, se hizo
sagrado para los enamorados, como una etapa obligada de los
preliminares amorosos.
Hasta que llegó a su apogeo, en la posguerra, con la institucionalización del flirteo. En los tiempos modernos, en cambio, se asiste a una decadencia lenta e inexorable del beso.
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