Ex guerrillera, poco experimentada en los conciliábulos políticos, Dilma Rousseff era vista como una dirigente intransigente, una imagen que ha ido cambiando, aunque más no sea en parte, gracias al diálogo establecido con el principal líder de la oposición, el veterano y siempre habilidoso Fernando Henrique Cardoso.
"Dilma" se reunió lunes con su correligionario Luiz Lula da Silva, ambos del izquierdista Partido de los Trabajadores, con quien conversó durante más de dos horas, a bordo del avión que los trasladó desde Brasilia hasta Manaus.
Según trascendió los dirigentes petistas dedicaron buena
parte del viaje a analizar un nuevo escándalo de corrupción -en
Deportes- que salpica al joven gobierno que aún no cumplió 11
meses y ya vio rodar las cabezas de 5 ministros, en su mayoría
manchados por sospechas de irregularidades.
La foto de Rousseff y Lula, sonriendo bajo el sol amazónico y
luciendo sendas coronas indígenas sobre sus cabezas, ilustró
hoy las primeras planas de los principales diarios de
circulación nacional.
No es descabellado suponer que esos mismos periódicos
muestren en sus ediciones del miércoles a la presidenta y
Fernando Henrique Cardoso reunidos en el Palacio del Alvorada
en la noche de este martes.
Será la primera vez que el dirigente del Partido de la
Socialdemocracia Brasileña (PSDB, centro) retorna a la Alvorada
después de nueve años, en los cuales sus relaciones con Lula
fueron siempre polémicas y en las que menudearon los
enfrentamientos, hecho que se tradujo en un vínculo tenso con la
oposición.
"Lula nunca me invitó a tomar un café", dijo años atrás
Cardoso, recriminando la falta de cortesía de su sucesor.
Cardoso volverá a la que fue su residencia entre 1995 y 2002
encabezando una delegación integrada por algunos miembros del
grupo Los Elders, creado por los ex mandatarios Nelson Mandela,
sudafricano, y el estadounidense Jimmy Carter, según informó hoy
la oficina de prensa del Palacio del Planalto, sede del gobierno
en Brasilia.
Las relaciones entre Rousseff y Cardoso han progresado desde
el inicio del actual gobierno y gracias a ello también hubo una
mejora del diálogo entre el oficialismo y el principal partido
opositor, tal como se observó hace tres semanas cuando el PT y
el PSDB votaron juntos la creación de la Comisión de la Verdad
sobre la dictadura en Diputados.
Antes de ello Cardoso telefoneó a sus colegas para que
dejen de lado diferencias secundarias y apoyen la propuesta que
es muy cara a Rousseff, ex presa política.
Otra muestra de ese "romance político" fue dada el mes pasado
cuando Cardoso aplaudió el desempeño de Rousseff al hablar en la
Asamblea de las Naciones Unidas en declaraciones en las que
"lamentó" que Lula siga influyendo en el gobierno y haya dejado
una "herencia" de ministros presuntamente corruptos.
Otro capítulo de la aproximación entre Rousseff y Cardoso
ocurrió en marzo pasado cuando éste fue invitado al banquete
ofrecido en la Cancillería brasileña en honor del mandatario
estadounidense Barack Obama, evento al cual, por lo demás, no
asistió Lula da Silva, actitud que dio lugar a todo tipo de
rumores en la prensa, uno de los cuales indicaba que el
dirigente petista quiso evitar verse con Cardoso.
Lo cierto es que en medio de estos rituales y coreografías
propios del lenguaje político la Jefa de Estado ha logrado
aquietar las con la oposición y ha tenido 10 meses de gobiernos
sin mayores encontronazos con los socialdemócratas de Cardoso.
Es cierto: la casi inofensiva actitud del PSDB frente al
gobierno también es consecuencia de que esa agrupación aún no
logra rehabilitarse tras la derrota en los comicios
presidenciales de 2010, cuando ganó Rousseff, y de las heridas
causadas por la aparición, el mes pasado, del Partido de la
Democracia Social, que sumó a sus filas a varios
socialdemócratas desencantados.
También es verdad que si bien Rousseff ha establecido buen diálogo y capacidad de negociación con Cardoso y otros dirigentes opositores, aún mantiene sus modales de "gerente inflexible", tal como suelen comentar algunos funcionarios de su gabinete que la describen como irascible cuando algún colaborador no cumple con las tareas encomendadas.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff