El presidente de Bolivia, Evo Morales, dio un paso clave en la búsqueda de recomponer aunque sea en parte las relaciones con sectores tradicionalmente aliados, al decidir que ninguna ruta atraviese el Parque Nacional cuya preservación defendió una marcha de unos 2.000 indígenas.
Antes de reunirse con la dirigencia de la marcha, Morales objetó parte de la llamada Ley Corta que había sancionado el Congreso para impulsar una consulta popular sobre el tema, y propuso la redacción de un nuevo texto, que incluya la declaración del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) como zona intangible.
En una declaración de prensa que ofreció antes de reunirse con la
dirigencia de la marcha, Morales informó sobre esa determinación que,
aseguró, "recoge textualmente la propuesta presentada" por los
manifetsantes.
"Se dispone que la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos o
cualquier otra no atravesará el Territorio Indígena Parque nacional
Isiboro Sécure (TIPNIS)", será la modificación principal a ese proyecto
de Ley, remarcó el mandatario, según la estatal agencia ABI.
Morales anticipó que se incorporan a la iniciativa otros artículos
también propuestos por los marchistas, que un rato más tarde almorzaron
con el presidente y varios ministros tras la absurda polémica de ayer
por el lugar donde se haría la negociación.
Mientras los marchsitas pretendían ser recibidos en el Palacio Quemado,
el gobierno argumentaba que ese edificio estaba en plenas refacciones y
que la reunión podía hacerse en la sede de la vicepresidencia, más
grande y acorde para un encuentro de tanta gente.
Un rato antes del anuncio de Morales, el ministro de la Presidencia,
Carlos Romero, había denunciado que la movilización de los indígenas
-que el miércoles llegó a La Paz- estaba "contaminada con elementos
políticos que tensionan el diálogo, y buscan el enfrentamiento y
desestabilización del gobierno".
Romero reseñó "los innumerables intentos" del Ejecutivo de dialogar y
atender las demandas indígenas, desde que la marcha partió de Trinidad,
el 15 de agosto.
En los más de dos meses de marcha, indígenas y gobierno cruzaron
acusaciones y llegaron a su peor punto cuando la columna fue reprimida y
disuelta por la Policía, hecho que el propio Ejecutivo repudió y
dispuso investigar.
El hecho marcó, de alguna manera, el quiebre en uno de los sectores, el
de los pueblos orginarios, de más fuerte respaldo a Morales, que parece
ahora ir por la recuperación de ese acuerdo.
El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, celebró la decisión del
mandatario de vetar el paso de una carretera por el TIPNIS, que dijo
recibir con "mucha complacencia" y en similares términos se manifestó el
titular de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes.
En la reunión que Morales mantuvo con los 20 dirigentes elegidos para
representar a los marchistas -que finalmente se hizo en el Palacio
Quemado- el jefe del Estado entregó una copia de su resolución y se
decidió un pase a cuarto intermedio hasta que los indígenas conversaran
la cuestión con los grupos que estaban fuera de la Plaza Murillo.
La idea es que, con la respuesta de estos, la comisión indígena retome
las conversaciones con Morales en busca de establecer una agenda de
trabajo. El líder de los marchistas, Fernando Vargas, destacó la "enorme
voluntad de diálogo" de Morales.
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