El presidente Barack Obama comenzó este lunes una gira en autobús por el corazón de Estados Unidos, en la que durante tres días desafiará a los republicanos a que aprueben sus medidas para crear empleos, pese a su rechazo inicial de un ambicioso plan presentado al Congreso.
La gira de tres días arrancó en la ciudad de Asheville, en Carolina del Norte (sudeste), e incluye paradas para encuentros improvisados y hasta tres discursos por día durante los más de 900 km que recorrerá hasta llegar a Virginia, para abarcar dos estados estratégicos desde el punto de vista electoral.
El viaje se inicia cuando el plan de empleo de 447.000 millones de dólares de Obama está atascado en el Senado, donde los legisladores republicanos bloquearon su votación.
Ante varios centenares de personas que lo esperaban en el aeropuerto de Asheville, donde aterrizó el Air Force One a media mañana, Obama defendió su plan de empleo y acusó a los republicanos de decir "no a la idea de que los docentes y los obreros de la construcción vuelvan al trabajo".
"Han dicho no a la idea de reconstruir nuestros puentes y nuestros aeropuertos, han dicho no a la idea de reducir los impuestos a la clase media y a las PyMEs", añadió.
En momentos en que el movimiento 'Ocupa Wall Street' toma mayor amplitud, Obama aseguró que los republicanos "quieren dejar que Wall Street haga lo que quiera". La idea de los republicanos es "volver a los buenos tiempos antes de la crisis financiera, cuando Wall Street escribía sus propias reglas" de funcionamiento, sostuvo.
"Voy a hablar un poco, pero sobre todo voy a escuchar mucho, porque se diría que en Washington no se escucha mucho (al país) en estos días", dijo Obama en Asheville.
©AFP / Jewel Samad
A unos kilómetros de allí, el autobús presidencial se detuvo delante de un restaurante de la ciudad de Marion, donde Obama se paseó por las mesas antes de pedir un plato para llevarse. En Boon, más al norte, compró bombones en una confitería. Era esperado a las 21H00 GMT para un discurso en un liceo de Millers Creek, 160 km al este de Asheville.
Obama prometió el lunes en la mañana volver a la carga para que el Congreso apruebe las medidas de su plan para reducir el desempleo, que se mantiene obstinadamente en 9,1%.
El principal asesor económico del gobierno, Jason Furman, dijo que éste espera que el plan sea aprobado "por partes" y agregó: "No hay por ahí otro plan que vaya a tener un impacto inmediato sobre el empleo, según todos los pronósticos económicos independientes".
Parte de su plan, dijo el portavoz de Obama, John Earnest, es instar a los legisladores a respaldar la propuesta de 35.000 millones de dólares incluida en el proyecto de ley que permitiría ayudar a los estados y las comunidades locales a apoyar a "cerca de 400.000 puestos de trabajo docentes en todo el país, además de a los servicios de emergencia, como policías y bomberos".
El jefe de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, aseguró el lunes que intentaría que se vote "lo antes posible" el plan de empleo y que el Senado se mantenga en sesión "el tiempo que sea necesario".
Los republicanos son hostiles al modo de financiamiento de ese plan: a través de la supresión de las reducciones impositivas a los más ricos y de los agujeros fiscales para las grandes empresas.
El ex rival de Obama en las elecciones presidenciales de 2008, John McCain, lo acusó el lunes de hacer campaña "a cuenta de los contribuyentes", aunque dijo que esperaba encontrar "un terreno de entendimiento" con él.
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