La educación desde sus inicios tuvo una función política. Allá por 1830 aproximadamente, era el canal de ascenso y prestigio social para las clases dominantes. Luego con la demanda de formación técnica, debido al proceso de industrialización, se produjo la masificación escolar. Esta masificación se observa aún en la actualidad, la demanda social de escolaridad continúa creciendo. escribe María Mercedes Villalba
La política educativa se corresponde con el proyecto nacional y popular. La inclusión ordena que todos los niños y adolescentes deban escolarizarse. Sin embargo, este mandato deja entrever las problemáticas que presenta la escuela como institución, sobre todo la enseñanza secundaria .
La oferta educativa es la misma desde hace décadas, pero la diversidad social y coyuntural de los alumnos no se corresponde con lo brindado. Hay nuevos y más estudiantes, con nuevos y diferentes problemas que conforman las culturas juveniles emergentes, que la escuela pretende adaptar o convertir a la idéntica cultura escolar con la cual se gestó. Esto genera una sensación de vacío frente a la educación que se brinda, para qué se estudia es el interrogante de muchos jóvenes, si la enseñanza secundaria por ejemplo no da garantías de mejores destinos sociales que a su vez permitan una óptima posición social. La inclusión en la educación es una buena medida política, el problema se presenta cuando ésta no se acompaña con una política de contención dentro de la institución educativa. Profesores, maestros y directivos ni saben ni tienen las herramientas para dar respuestas cuando los conflictos sociales de los alumnos sobrepasan lo pedagógico. Porque es necesario saber que no es suficiente la ley o norma que obligue a los chicos a ir a la escuela, sino que también deber haber recursos que respalden esa inclusión y la efectivicen como medida educativa.La educación siempre fue un instrumento sumamente importante para sistematizar el conocimiento humano. Y a pesar de las dificultades que la caracterizan actualmente conserva un gran valor en el imaginario social, se espera mucho aún de ella. Por lo tanto sería fundamental que todos los actores educativos reflexionen acerca del tema. Un verdadero aprendizaje es aquel que permite al sujeto ver en la educación una herramienta de liberación y no una reproductora de las desigualdades sociales.
María Mercedes Villalba
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