“Pasiones, Tierras y Devociones” es el título de una muestra antológica (más de 80 trabajos) de la artista plástica tucumana Maru Coviello, que será inaugurada hoy a las 20.30, en el Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo E. Navarro. “Se trata de mirar hacia atrás y no me imaginaba que había tanto para mostrar otra vez”, explicó Coviello.
Para el armado de esta exposición se eligieron obras existentes en propiedad de la autora, y otras cedidas por sus poseedores actuales, junto con material del archivo personal de la artista e información extraída a partir de entrevistas.
Según la pintora, armar esta exhibición le ha generado “una satisfacción muy grande”. En este sentido, la hija del destacado filósofo y pensador tucumano Alfredo Coviello, explicó que “se trata de mirar hacia atrás y no me imaginaba que había tanto para mostrar otra vez. Muchos conocen mi obra parcialmente. Aquí la verán en totalidad, desde dibujos simples hasta piezas complejas. Es un recorrido por mi experiencia, algo que hoy les falta a los chicos que quieren empezar sus carreras por el final”.
Coviello se acercó al arte desde temprana edad. “Cuando era pequeña no había talleres de arte para niños, que suelen ser estimulantes para la vocación. Lo mío era una cosa casera. Mi mamá, que se había quedado viuda con siete hijos –yo tenía un año y medio cuando murió mi padre- me acercaba elementos para pintar, y yo solía pasarme horas con ellos”, comentó.
Aunque su madre era profesora en la Escuela de Bellas Artes, anotó a Maru en el colegio Santa Rosa para que fuera maestra normal. “Recién cuando obtuve el título y estaba ya en condiciones de trabajar, ella me acompañó a inscribirme en la Facultad de Artes”, explica Maru, quien ejerció la docencia en los niveles secundario y universitario.
Alumna destacada de maestros como Luis Lobo de la Vega, Alberto Balietti, Luis Lusnich y Ezequiel Linares, entre otros, evoca de ellos sus enseñanzas duraderas: “De Lobo de la Vega fui, modestamente, una alumna mimada. Me enseñó el gusto por lo nuestro, el paisaje de acá y lo autóctono. Fue un gran hombre que me introdujo, además, en la docencia especializada En paralelo existían los talleres libres de Timoteo Navarro, con quien también tomé clases”.
Del escultor Balietti rememora que aprendió a valorar “la magnitud del dibujo”; y de Lusnich, su capacidad para la pintura telúrica “con un gran bagaje de técnica que les sabía transmitir a los alumnos”.
Menciona también su contacto con Pompeyo Audivert; y valora a Ezequiel Linares como “el maestro por excelencia”. “Nosotros –afirma- absorbíamos aquí en Tucumán el tema del paisaje, y él trajo la renovación y los principios de nuevas escuelas estéticas. Aprendí de él a trabajar series distintas de temas. ‘Hacé lo que quieras y después hacé otra cosa’, solía decir”.
Claudia Epstein, directora de Artes Visuales del Ente Cultural, apunta en el texto del catálogo de la muestra: “A partir de la variedad de las propuestas (de Coviello), entre las que alterna con total libertad, nos interesa mostrar las obras más emblemáticas, como así también acercarle al público las voces de quienes opinaron sobre ella, entre otras las de Edmundo Concha, Carlos Beugue, Oscar Félix Haedo, Ramón Alberto Pérez y Celia Terán.
Los trabajos de Maru Coveillo podrán apreciarse en la sala oficial, ubicada a media cuadra de Plaza Independencia, hasta el 20 de noviembre, según el esquema habitual de horarios: martes a viernes, de 9.30 a 12.30; y de 17.00 a 21.00. Sábados y domingos, de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 21.00. Entrada general: 3 pesos. Estudiantes y jubilados: 2 pesos. Domingos, entrada libre. Lunes, la sala permanece cerrada.
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