El presidente francés, Nicolas Sarkozy, llegó este domingo a la cancillería alemana para definir con la jefa del Gobierno germano, Angela Merkel, un plan para socorrer a los bancos europeos, un paso clave para resolver la crisis de la deuda en la zona euro.
El encuentro de Merkel y Sarkozy iba a durar una hora antes de dar una conferencia de prensa, seguida de una cena de trabajo.
Las dos principales economías europeas intentarán ponerse de acuerdo sobre un plan para recapitalizar los bancos europeos ante el temor de consecuencias catastróficas para el crédito por la crisis de la deuda, en particular de Grecia, al borde de la quiebra.
Según el FMI, el plan de recapitalización de la banca europea como consecuencia de la crisis de la deuda griega podría ascender a 200.000 millones de euros.
La crisis de la deuda ya ha dejado una primera víctima: el banco franco-belga Dexia. Su consejo de administración se reunía este domingo a las para tratar de salvar a la entidad de la quiebra.
Los problemas de la crisis de la deuda está asfixiando a los bancos y de paso a las empresas y a los hogares que ven cómo merma la concesión de créditos.
Hasta ahora, es el Banco Central Europeo (BCE) el que se encarga de la ayuda de urgencia a los bancos, comprándoles títulos de deuda "tóxicos" y entregando liquidez. Los préstamos que concede, ilimitados, no pueden superar los doce meses.
"Hasta ahora, los europeos han tratado de solucionar sus problemas con ayudas de liquidez. (...) Esto no soluciona el problema. No hace más que ganar tiempo", estimó el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en una entrevista que se publica el lunes en Alemania.
"Debemos hacer lo posible para que los bancos dispongan de capital suficiente" para hacer frente a un impago parcial de Grecia, reconoció el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäube, en una entrevista al Frankfurter Allgemeine Sonntagzeitung.
El descuento del 21% sobre los títulos de la deuda griega acordada en julio para darle aire al país es "quizás" insuficiente, dijo.
Francia, en un primer momento escéptica, parece ahora darle la razón.
París y Berlín también están de acuerdo en que en un primer momento deben ser los bancos los que traten de mejorar sus balances.
Pueden ahorrar con sus beneficios, en vez de redistribuirlos en dividendos y salarios o lanzar aumentos de capital, lo cual disgustará a los accionistas dado que estas operaciones hacen que las acciones sean menos rentables.
Pero ¿qué pasaría si todo esto fracasara y que los bancos necesitan dinero público?
Aquí es donde las posturas difieren. Francia da prioridad a un recurso al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), para mantener su nota de solvencia 'AAA'. Berlín prefiere que los Estados saquen dinero de sus arcas, al menos en un primer momento.
Según el Welt am Sonntag de este domingo, se "esboza un compromiso". París apoyaría a Berlín en su voluntad de aumentar el porcentaje del descuento en el volumen de la deuda griega y Alemania aceptaría que el FESF recibiera préstamos del BCE, como cualquier otro banco privado, tal y como lo defiende Francia.
Esta estrategia se enfrenta hasta ahora al veto del BCE, que estima hacer ya lo suficiente y que no quiere verse transformado en un "super acreedor" de la zona euro.
En Grecia, antes de hablar de descuento de la deuda o de recapitalización, la urgencia es retomar las entregas de la ayuda internacional y europea, bloqueadas a la espera del veredicto de los enviados especiales del BCE, la UE y el FMI.
Esta 'troika' estimó el sábado que los resultados de la auditoría de las cuentas del país serían "positivos" aunque todavía "queda trabajo por hacer".
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