La secretaria General de CTERA, Estela Maldonado se presentará hoy en el Juzgado Federal Nº 1 de Tucumán, para solicitar el rol de querellante en la causa donde se investiga el asesinato de los maestros Francisco Isauro y Arturo Rene Arancibia, ocurrida el 24 de marzo de 1976.
La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), se presentará hoy ante el Juzgado Federal Nº 1 de Tucumán, para solicitar el rol de querellante en la causa donde se investiga el asesinato de los maestros Francisco Isauro y Arturo Rene Arancibia, hecho ocurrido el 24 de marzo de 1976, el mismo día en que un Golpe Cívico Militar derrocaba al Gobierno Constitucional de Estela Martínez de Perón.
Por este motivo visitará la provincia la Secretaria General de CTERA Estela Maldonado, y el Secretario de Derechos Humanos de CTERA Rogelio De Leonardi
A 35 años de estos aberrantes delitos, la CTERA se presenta como querellante porque “asume el compromiso de dar impulso a esta causa judicial, a fin de obtener la condena a los culpables de estos aberrantes delitos”, indicaron en un comunicado.
Además destacaron que “la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia es parte del compromiso con la democracia y los derechos humanos, pero también es una manera de defender a los trabajadores de la educación, y decir NUNCA MAS a la persecución política de sus dirigentes”.
CTERA “se presenta con la intención de aportar a la memoria histórica reconstruyendo la vida de quien fuera uno de sus fundadores y luchador por los derechos a la educación y en defensa de todos los trabajadores”, destacaron.
Los hechos
La madrugada del 24 de marzo de 1976 una comisión de fuerzas de seguridad, siguiendo órdenes expresas del Comando de la Va Brigada de Infantería, a cargo de Antonio D. Bussi, se constituyó en la sede de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP), buscando a su Secretario General Isauro Arancibia. Al llegar al lugar irrumpieron por la fuerza, destruyendo la puerta de entrada para luego fusilar a los hermanos Arancibia que se encontraban en una habitación de la sede. Los cadáveres de los maestros presentaban decenas de impactos de bala, y sus casos fueron denunciados como homicidios calificados en distintas instancias por sus familiares.
La versión oficial hablaba de un “enfrentamiento” con un grupo armado, cuando en realidad los represores iban con la intención directa de terminar con la vida de un tucumano que sobresalía por su compromiso con la las luchas sindicales y la defensa de los derechos de los trabajadores, como fue Isauro Arancibia.
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