La presidenta Dilma Rousseff afirmó ayer que enfrentará la crisis mundial "con coraje" y "sin cobardía" y defendió el ajuste en el superávit primario al afirmar que no afectará las políticas sociales y, en cambio, marcará el inicio de la caída de las tasas de interés.
"Tenemos la convicción de que las crisis no se enfrentan siendo más pequeños, con temor, siendo cobarde; las enfrentamos con coraje, transformando la crisis en un salto en el nivel de crecimiento de Brasil", afirmó la mandataria en Cupira, estado de Pernambuco.
Antes de inaugurar los trabajos de diques para evitar inundaciones en esa región del noreste, la más pobre del país, Rousseff también aprovechó para ratificar que el aumento de unos 6 mil millones de dólares en el superávit primario (ahorro para pagar intereses de títulos de deuda pública) para 2011 no es una medida antipopular.
La Central Unica de Trabajadores (CUT), aliada del Partido de los Trabajadores (PT, gobierno), se manifestó hoy en Sao Paulo contra el aumento del superávit primario del 3% al 3,3% del PIB 2011 dispuesto por Rousseff y contra la política de tasas de interés del Banco Central.
Rousseff sostuvo que el aumento del ahorro en el superávit primario "será utilizado para abrir un nuevo camino, además de aumentar la inversión".
"A partir de este momento comenzamos a ver el horizonte de poder bajar la tasa de interés", dijo Rousseff en un mensaje al sector sindical que había protestado por la medida, el segundo ajuste fiscal en seis meses, tras el corte de gastos por 30 mil millones de dólares en el presupuesto.
Rouseff afirmó que los planes sociales y los programas de obras públicas se mantendrán y que el dinero provendrá del aumento de la recaudación y de gastos corrientes de la administración pública.
La tasa brasileña es del 12,5% anual. "Es la más alta del mundo", dijo Rousseff a la espera de que el miércoles el Banco Central comience a reducir la tasa de interés de referencia a raíz de las señales de enfriamiento de la economía.
El Banco Central usa la tasa para cumplir las metas de inflación de 6,5%, con lo cual eleva el costo del dinero, en una medida históricamente vilipendiada por las centrales obreras y los industriales.
Según analistas, la alta tasa contribuye para valorizar el real ante el dólar, porque los inversores se vuelcan a los títulos brasileños por su alta capacidad de pago y de lucro. La presidenta afirmó que Brasil está "siendo invadido" por productos baratos a raíz de la falta de consumo y de empleo en Estados Unidos, Europa y Japón.
"Tenemos que defender nuestra industria y eso se hace reduciendo la tasa de interés, mejorando el crédito y reduciendo impuestos", afirmó la presidenta.
Una de las salidas para la crisis es, dijo, confiar en el mercado interno brasileño como en 2008, cuando el presidente Luiz Lula da Silva pidió al pueblo por cadena nacional seguir comprando para evitar la recesión y los despidos.
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