’Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer’’ expresa un dicho popular. Sin embargo los nuevos tiempos han demostrado que las mujeres y las grandes sobre todo, ya no necesitan estar detrás de un hombre para saber que son ellas las que en realidad tendrían que llevarse los méritos, sino que se han ganado a fuerza de luchas constantes y reivindicaciones colectivas su lugar en nuestra sociedad actual.
Muchos suelen decir que esta evolución del rol de la mujer se debió
fundamentalmente a las crisis económicas que obligaron a las amas de casa a salir de esos espacios domésticos para aportar a la economía familiar, ya que no alcanzaba sólo con el trabajo del hombre.
Puede que si sea un factor, pero no se debe simplificar la posición que tienen las mujeres en las sociedad contemporáneas solo a cuestiones monetarias. Es cierto que esto ayudó en gran medida a la emancipación, pero también hay que destacar que las mujeres han conquistado espacios que parecían estar destinados solo a los hombres, un claro exponente de esos lugares ganados es el que tiene nuestra Presidenta vigente, que bajo su imagen femenina, y por cierto muy criticada para los sectores que llevan la bandera del machismo argentino, se trata de una mujer que toma importantes decisiones determinantes para la continuidad de un país.
Estos espacios se han logrado porque las mujeres tomaron conciencia de que hacer valer sus derechos no significa la mera imitación de los derechos del hombre, es decir, actuar como ellos para saber que se está en igualdad de condiciones, sino en saber despegarse, sin dejar de ser mujeres, de esos roles culturales impuestos históricamente por las sociedades patriarcales. Es aquí donde radica la verdadera liberación y las retribuciones de las que goza el sexo femenino actualmente.
Es cierto que todavía se advierte la existencia de muchas mujeres en situaciones de opresión, pero también es notorio que el imaginario social con respecto a todas ha cambiado en estos tiempos. Esto se debe principalmente a que muchas mujeres han sabido correrse de esa zona de subordinación y demostrar que las capacidades no son una cuestión de género si no de especie, como seres humanos que todos somos.
María Mercedes Villalba
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