La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que emprendió un operativo anticorrupción en el gobierno, anunció ayer que combatirá sin cuartel al crimen organizado y a los ilícitos en la administración pública, aunque repudió los abusos y excesos cometidos en las investigaciones.
"Donde ocurran delitos, donde actúe el crimen organizado, estaremos actuando con firmeza, usando todos los instrumentos de investigación y sanción, contando con el ministerio público, la eficiencia de la Policía Federal y el poder de decisión del Judicial", dijo Rousseff.
Al mismo tiempo aclaró que hará todo para evitar "abusos,
excesos y ataques a la dignidad de cualquier ciudadano
investigado", en lo que fue interpretado como una crítica a la
Policía Federal por su actuación en la operación anticorrupción
en el Ministerio de Turismo.
El viceministro de Turismo, Frederico Costa, detenido la
semana pasada, y otros 38 funcionarios presos por supuesto
desvío de dinero público, fueron fotografiados dentro de su
celda, esposados, lo que generó gran revuelo en la clase
política y en el propio gobierno.
La presidenta dijo Brasil está compuesto por "ciudadanos de
bien", durante la asunción, tras haber sido reelecto en el
Congreso, del procurador general de la nación, Roberto Gurgel.
Gurgel fustigó la divulgación de fotografías de los funcionarios presos: "Es inaceptable la exposición de estas personas investigadas y de la forma que fue hecha".
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