Además de altas tasas de interés y de la electricidad cara para el consumidor, la economía brasileña acumula otros problemas que, empero, no impiden su crecimiento. Uno de ellos es el costoso uso de carreteras para sacar la producción agrícola, que se aliviará con la ampliación de la red ferroviaria.
Cruzar los 215 kilómetros de carretera entre Cuiabá y Rondonópolis, en el centro-occidental estado de Mato Grosso, es un ejercicio de paciencia. Demasiados camiones ocupan la pista única en cada sentido y es casi una acción suicida sobrepasarlos en los largos tramos montañosos o de pavimentación deteriorada.
Investigadores locales aseguran que en ese tramo de la BR-364, principal
conexión con los grandes mercados nacionales y extranjeros, circulan diariamente
cerca de 8.000 camiones, que deben recorrer unos 2.000 kilómetros para llevar la
soja matogrossense a los puertos del océano Atlántico.
La solución para
aliviar esta carga será el ferrocarril de Ferronorte, una red en construcción
diseñada para conectar las nuevas fronteras agrícolas del oeste y norte de
Brasil con el centro-sur desarrollado.
Esas obras partieron de la
frontera noroeste del sureño estado de São Paulo, a 1.056 kilómetros de Cuiabá,
la capital de Mato Grosso, y ya fueron inauguradas estaciones en tres ciudades
matogrossenses.
La vía férrea llegará a Rondonópolis en 2012 y dos años
después a Cuiabá, según Francisco Vuolo, secretario extraordinario de Logística
Intermodal de Transportes, cargo creado este año por el gobierno de Mato Grosso.
La línea Ferronorte, una concesión a partir de 1989 por 90 años y
prorrogables por otros 90, fue asumida hace cinco años por América Latina
Logística (ALL), que desistió de construir el ferrocarril hasta Cuiabá,
limitándose a llevarlo hasta Rondonópolis.
La empresa no quiso "correr
el riesgo" de endeudarse en más 800 millones de reales (unos 500 millones de
dólares) en un negocio a tan largo plazo, indicó Vuolo, quien lamentó que la
concesión deja el proyecto y una gran parte del país a merced del "interés
privado por 180 años".
Mientras, manifestaciones populares presionaron
por la extensión a Cuiabá. Ante la presión, ALL renunció a la concesión de ese
tramo y el gobierno estadual se encargó de promover su construcción, a través de
un acuerdo con la reguladora Agencia Nacional de Transportes Terrestres y la
empresa estatal Valec, especializada en ese tipo de obras.
El
ferrocarril entero lleva el nombre de Senador Vicente Vuolo, el padre del
secretario de Logística fallecido en 2001, quien como parlamentario propuso y
defendió la conexión ferroviaria de Cuiabá con São Paulo, en un proyecto
aprobado como ley nacional en 1976.
Pero el tramo Rondonópolis-Cuiabá no
tendrá dificultad en atraer inversionistas. Ya hay capitales "chinos, alemanes y
de otros países interesados" en asociarse, anunció el secretario Vuolo. Es que
se trata de "construir 200 kilómetros y ganar 1.000 kilómetros", al formar parte
de un proyecto más amplio, que por otras conexiones permitirá el acceso a los
puertos atlánticos, arguyó.
Este ferrocarril no servirá solo para
trasladar la producción agrícola, pues también "habrá carga de retorno" para el
gran mercado de Cuiabá, una ciudad con 550.000 habitantes.
Denominado
"proyecto utópico" cuando lo propuso el senador Vicente Vuolo, el ferrocarril
responde ahora a una necesidad evidente de transporte a gran escala.
Mato Grosso lidera hace una década la producción nacional de soja,
principal rubro en las exportaciones brasileñas, al producir más de 20 millones
de toneladas por año, además de exportar algodón y maíz, aprovechando las mismas
tierras para una segunda siembra normalmente entre febrero y julio.
Ese
desarrollo, empero, se vio dificultado por la debilidad logística, admitió
Seneri Paludo, director ejecutivo de la Federación de Agricultura y Ganadería
del Estado de Mato Grosso (Famato).
Los precios locales de granos son
"los más bajos del mundo", pero se encarecen en el viaje hasta el lugar de los
compradores y así pierden ambas puntas del mercado, lamentó Paludo.
El
Nordeste brasileño paga muy caro por el maíz que compra en el sur, porque el de
Mato Grosso, encarecido por el transporte, "no es competitivo allá", explicó.
Es así que el ferrocarril puede reducir en 30 por ciento el costo de
transporte de la producción agrícola matogrossense, en comparación con el envío
actual por carretera, calcula el Movimiento Pro-Logística, impulsado por
asociaciones empresariales locales desde 2009 para reclamar vías más eficientes.
Un estudio de Vivian Correa y Pedro Ramos, economistas de la Universidad
de Campinas, estimó que la soja del centro-oeste brasileño pierde competitividad
al gastar 25 por ciento de su facturación en transporte, mientras la de Estados
Unidos lo hace con "menos de 10 por ciento".
Una mayor capacidad
logística se hace indispensable también considerando la expansión agrícola. Mato
Grosso puede duplicar su área cultivada, ya que dispone de 9,2 millones de
hectáreas de tierras cubiertas de pastizales y que son aptas para cultivar
granos. La "tendencia natural" es sustituir la ganadería extensiva por
plantaciones que son más rentables, sostuvo Paludo.
Por eso el
movimiento empresarial reclama, además del ferrocarril a Cuiabá, otro llamado de
Integración del Centro-Oeste (FICO), que cruzaría todo Mato Grosso pasando por
el medio-norte, la zona donde más se produce soja en el país, así como mejorar
la pavimentación de caminos, construir cinco carreteras e implementar dos
hidrovías.
Francisco Vuolo, un defensor del ferrocarril como su padre,
prefiere la línea Ferronorte en su diseño original, que uniría Cuiabá no solo al
estado de São Paulo sino también a Porto Velho, capital del vecino estado de
Rondonia, y a Santarém, uno de los grandes puertos fluviales en el corazón de la
Amazonia.
Pero por ahora parece improbable la extensión de los rieles a
tantos lugares. Un ferrocarril exige una gran inversión inicial y solo se
justifica para transportar a larga distancia cargas voluminosas, como minerales
y granos. Además, Santarém ya recibe parte de la soja matogrossense por una ruta
cuya pavimentación se espera concluir el próximo año y podrá ampliarlo por
hidrovías.
Santarém es una ciudad portuaria en el río Tapajós, cerca de
la desembocadura en el Amazonas. La construcción de cinco centrales
hidroeléctricas en ese río y otras más en sus afluentes, Juruena y Teles Pires,
previstas para esta década, permiten viabilizar una hidrovía que serviría tanto
el norte como el oeste de Mato Grosso.
La hidrovía Teles Pires-Tapajós
podría reducir en 73,8 por ciento el costo actual de transportar por carretera
la soja del medio-norte matogrossense, según el estudio de los profesores de la
Universidad de Campinas.
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