La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió ayer su política de incentivo a los pequeños agricultores en áreas de extrema pobreza, al tiempo que la prensa publicó que el actual gobierno es el que menos recursos destinó a la reforma agraria en la última década.
"Vamos a apoyar la producción de 250 mil familias de agricultores extremadamente pobres hasta 2014. Contratamos a técnicos para darles soportes, van a recibir semillas de calidad", dijo Rousseff sobre uno de los puntos del plan Brasil Sin Miseria, con foco en la región noreste, la más pobre del país.
El plan incluye 1.500 dólares anuales para inversión en la tierra de las huertas de agricultura familiar y un acuerdo para que los supermercados del nordeste y las compras públicas den prioridad a la agricultura familiar.
"Estamos expandiendo el programa de compra de alimentos de la agricultura familiar iniciado en 2004 por el gobierno de Luiz Lula da Silva, con un presupuesto de 793 millones de reales (511 millones de dólares), dijo Rousseff en el programa semanal Café con la Presidenta, por la radio pública.
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