La preocupación de China por el lento fallecimiento del dólar justifica su publicitada compra de deuda de gobiernos europeos. Pero, con la crisis del euro en ciernes, los mandarines financieros chinos buscan un pilar más sólido para sus reservas de divisas que ya suman tres billones de dólares.
Mientras la crisis de endeudamiento de la eurozona se propaga de Grecia y Portugal a países como Italia y amenaza la propia supervivencia del euro, financistas y economistas chinos se vuelcan otra vez al oro para garantizar estabilidad.
Yu Yongding, exasesor del Banco Central de China y duro crítico de la tenencia
de bonos del tesoro de Estados Unidos, urge a las autoridades a diversificar lo
más posible los valores de la cartera del país para protegerse de la debilidad
del dólar.
Alrededor de 1,2 billones de dólares de reservas chinas están
invertidas en bonos del tesoro estadounidense.
La deuda de Estados
Unidos aumenta y empeora su relación con el producto interno bruto, observó Yu
en un foro económico realizado este mes en Beijing. También pronosticó problemas
con los activos del país norteamericano y la economía global.
Yu
coincide con bancos como Goldman Sachs en pronosticar el lento y sostenido
declive del dólar. Entre 1929 y 2009 el poder de compra de la divisa
estadounidense disminuyó en 94 por ciento, indicó. Goldman Sachs pronostica que
perderá 15 por ciento de su valor frente a la libra británica en los próximos 12
meses.
Numerosos inversores de distintas partes del mundo comenzaron a
guardar sus reservas en otras divisas para evitar exponerse a una mayor caída.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, debió salir la semana
pasada a defender la atribulada economía de su país e insistió en que no tiene
los mismos problemas que Grecia o Portugal.
Ante la posibilidad de que
empresas calificadoras de riesgo como Standard & Poor’s y Moody’s reduzcan
la nota máxima que todavía ostenta la deuda estadounidense, crece el temor de
que ese país no pueda seguir pagando los intereses a sus acreedores, en especial
a China.
Frente a los problemas del dólar, Beijing empezó hace tres años
a mover parte de sus reservas hacia el euro, otro pilar del sistema monetario
internacional en problemas.
Beijing contribuyó el año pasado a evitar
una profunda crisis del euro al comprar bonos griegos a cambio de un contrato de
arrendamiento de 35 años del puerto de Pireo, en Atenas. Luego compró 1.400
millones de dólares en bonos españoles, impulsando la confianza del mercado
respecto de España.
Cuando el primer ministro chino Wen Jiabao visitó
tres países europeos en junio hizo saber de su intención de adquirir una
participación en el fondo de rescate al euro de la Unión Europea (UE).
La generosidad de China hacia Europa llevó al Consejo Europeo de
Relaciones Exteriores, un influyente grupo de estudio, a alertar de que el
"interés de Beijing por Europa perjudica los intereses del continente" y amenaza
con poner en riesgo valores de la UE a cambio de inversiones.
Pero hay
capitalistas chinos que consideran un riesgo necesario invertir en la deuda
europea. "Poner dinero para salvar a Europa no es del todo malo", escribió el
analista de asuntos financieros Ming Jinwei en el semanario Economic Observer.
"Ya no se puede ignorar la calificación del crédito de Estados Unidos ni
la depreciación del dólar. Acercándose a Europa, China pretende liberarse a sí
misma y al sistema financiero mundial de la dependencia de Estados Unidos y de
su divisa", arguyó.
Beijing nunca ocultó su interés de que su moneda, el
renminbi, lograra reemplazar en algún momento al dólar como divisa de cambio,
pero sus esfuerzos para ampliar esa influencia han tenido el efecto contrario.
La estrategia de Beijing para imponer el renminbi como divisa se acelera
con la incorporación de cada vez más miembros al club comercial de esta moneda.
En los últimos dos años, Brasil y China concertaron varios intercambios
de divisas entre sus bancos centrales para sostener su comercio sin utilizar el
dólar. Acuerdos similares se lograron con Argentina, India, Rusia y Sudáfrica,
entre otros países.
En el primer trimestre de este año, alrededor de
siete por ciento del intercambio comercial de China se llevó a cabo en su propia
moneda, una proporción 20 veces mayor que la de 2010.
Pero en vez de
disminuir su dependencia en el dólar, la rápida internacionalización del
renminbi está logrando lo contrario, remarcó Yu Yongding.
Puesto que
creen que el renminbi se apreciará quienes comercian con China están dispuestos
a aceptar pagos con esa moneda, pero luego son renuentes a soltarla y por eso
prefieren abonar con otras divisas.
Así China paga cada vez más
importaciones en renminbi, mientras acumula más y más divisas extranjeras.
China necesita una "urgente" revisión de su estrategia de reservas de
divisas, indicó Xia Bin, asesor del Banco Central.
En vez de comprar
deuda de Occidente, la nación asiática debería invertir en activos estratégicos
y acumular oro "comprando acciones en baja", recomendó.
Beijing reconoce
haber duplicado sus reservas de oro, que ascienden a 1.054 toneladas,
equivalentes a 54.000 millones de dólares. Y tiene previsto aumentar el volumen
a 8.000 toneladas.
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