Las divergencias en la zona euro sobre la respuesta a la crisis de la deuda se acentuaron el miércoles, especialmente entre París y Berlín, con el probable aplazamiento de una cumbre extraordinaria sobre la crisis de la deuda, planeada inicialmente para el viernes.
La opción de convocar la cumbre, por iniciativa del presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, en un gesto para tranquilizar a los mercados en plena tormenta financiera, había sido filtrada el martes.
Sin embargo, este miércoles se hizo patente que la idea no generaba la unanimidad, con lo que Europa volvió a sumirse en la cacofonía y la indecisión.
Alemania, primera economía europea, no ocultó este miércoles su falta de entusiasmo ante la posible convocatoria de una cumbre europea sobre Grecia.
©AFP/File / Louisa Gouliamaki
Protestas contra la crisis en Atenas el mes pasado
"Es muy improbable que la reunión se lleve a cabo el viernes", indicó a la AFP una fuente diplomática. A lo mejor se aplazará "hasta comienzos de la próxima semana", lo que permitirá sobrepasar las divergencias que persisten", añadió.
No hay un "proyecto concreto de cumbre" extraordinaria de la eurozona, como piden el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, y Francia, aseguró una portavoz del gobierno alemán.
Casi al mismo tiempo, la Comisión Europea confirmó en Bruselas la celebración de conversaciones para una eventual convocatoria a esa cumbre de dirigentes europeos.
"Ello forma parte de las conversaciones del presidente (de la Comisión) José Manuel Barroso con Van Rompuy", dijo un portavoz del ejecutivo europeo.
A diferencia de Alemania, Francia se declaró el mismo miércoles favorable a la celebración de esa cumbre extraordinaria para evitar un contagio de la crisis griega a Italia y España.
"El presidente (Nicolas Sarkozy) recordó que Francia siempre apoyó la celebración de reuniones del Eurogrupo en caso de necesidad", declaró la ministra portavoz del gobierno francés, Valérie Pécresse,
En ese contexto de incertidumbre, Herman Van Rompuy no descartó convocar esa cumbre, pero indicó que la decisión no había sido aún tomada y sería anunciada en el "momento adecuado", aseguró su portavoz.
Según una fuente diplomática, "la incertidumbre obedece al hecho de que los dirigentes europeos quieren estar seguros de que salga algo consistente" de una eventual reunión del más alto nivel.
©AFP / Georges Gobet
El ministro de Economía francés y el presidente del Eurogrupo
Y, en efecto, siguen sin ponerse de acuerdo sobre el problema que origina la tormenta financiera que se abate sobre el continente: cómo concretar un segundo programa de préstamos ya prometidos a Grecia, y evitarle así la bancarrota.
Alemania, Holanda y Finlandia exigen la contribución de los bancos acreedores de Grecia, una condición necesaria según ellos para que sus opiniones públicas nacionales acepten nuevos préstamos.
Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE), Francia, y todos los países en dificultades de la zona euro, temen que ello alimente el contagio de la crisis.
"Hay un acuerdo sobre el objetivo. No hay todavía un acuerdo sobre cómo conseguirlo", resumió el presidente del Banco Europeo de Inversiones, Philippe Maystadt.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó este miércoles que cuenta con 71.000 millones de euros adicionales de ayuda europea y una participación de acreedores privados por un monto de 33.000 millones de euros para asegurar la viabilidad de la deuda de Grecia.
El FMI, en su informe parcial sobre un préstamo a Atenas que por el momento planea mantener, degradó sus previsiones sobre Grecia, con un retroceso del PIB de 3,9% en 2011 y un retorno a los mercados de deuda a largo plazo aplazado a 2014.
En Europa, tras un conato de contagio de la crisis a Italia y España al principio de semana, la agencia de calificación financiera Moody's agravó el panorama al degradar en un nivel la nota de la deuda de Irlanda, ahora considerada como una inversión "especulativa", y por tanto de alto riesgo.
Esa decisión fue calificada este miércoles de "incomprensible" por las autoridades de la UE. Es la segunda vez en una semana que Moody's degrada la nota de un país de la zona euro a la categoría especulativa. El 5 de julio ya lo hizo con Portugal.
De otro lado la agencia de calificación financiera Fitch anunció que rebajó en tres escalones la nota de la deuda soberana de Grecia, de B+ a CCC, ante la falta de un nuevo plan de ayuda "creíble y financiado" de la UE y el FMI.
Fitch coloca así a Grecia a tres escalones de la nota DDD, reservada para los países en cesación de pagos y por tanto que no pueden pagar su deuda.
Grecia, de su parte, juzgó "incomprensible" la decisión de Fitch de degradar en tres escalones su nota soberana, en la medida en que el calendario de la ayuda de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI) es claro.
"Es incomprensible que Fitch haga este anuncio hoy, pese al hecho de que el calendario de la acción de los países de la eurozona y del FMI ha sido decidido, y es conocido", afirmó el ministro de Finanzas griego, Giorgos Papandreou, en un comunicado.
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