Los ministros de Finanzas europeos se reunieron este martes en Bruselas por segundo día con el objetivo de evitar el contagio de la crisis de la deuda a España e Italia porque lo que está en juego, a término, es la unión monetaria.
La reunión del lunes en Bruselas de los 17 ministros de Finanzas de la zona euro desembocó en promesas de nuevas medidas para apoyar a Grecia, para la que algunos ya no descartan una suspensión de pagos, de la que Atenas no quiere ni oír hablar.
"Queremos una cobertura total de nuestras necesidades de préstamo y de la estabilidad del sistema financiero griego, que es una parte del sistema financiero europeo. Esta cobertura la deben ofrecer el BCE (Banco Central Europeo) o la Eurozona y los Estados miembros (...) y no hay otra posibilidad", afirmó el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos.
Respondía así a su homólogo holandés, Jan Kees de Jager, quien antes de la reunión de este martes de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) había afirmado que la zona euro ya no descartaba un default (suspensión de pagos) parcial de Grecia.
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En la reunión del lunes, los europeos también se plantearon reforzar los mecanismos anticrisis de la unión monetaria, pero esto no bastó para frenar la sangría en los mercados financieros, que siguieron tensos pese a que el movimiento de pánico remitió.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde solicitó una "rápida puesta en práctica" de las medidas prometidas.
Ante este panorama, el presidente de la Unión Monetaria, Herman Van Rompuy, prevé convocar para el viernes una cumbre extraordinaria de los dirigentes de los países de la zona euro para definir una respuesta coordinada.
La cumbre "no se ha descartado", afirmó en rueda de prensa en Madrid.
La probabilidad de que se celebre la cumbre es una prueba más de la creciente inquietud de los responsables europeos frente al riesgo de que la crisis de la deuda alcance a países tan importantes como Italia y España, lo cual pondría en peligro a la unión monetaria doce años después de su creación.
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Van Rompuy salió en defensa de la moneda única: "En estos tiempos difíciles tenemos tendencia a olvidar que el euro es una moneda estable y sana con unos fundamentos sólidos, comparada con otras monedas".
Los dos países en el punto de mira, Italia y España, también reaccionaron.
"El plan de financiación de nuestra deuda tiene todas las garantías", afirmó el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, mientras su homólogo italiano Silvio Berlusconi exhortaba a la población a mantenerse "unida" y dispuesta a hacer los "sacrificios" que exige el rigor presupuestario.
Los tipos de interés solicitados por los mercados financieros para prestar fondos a España e Italia se dispararon, una situación que, de persistir, sería insostenible para sus finanzas públicas de esos países.
La intensificación de la crisis somete a Europa a una fuerte presión para encontrar soluciones consensuadas, sobre todo en lo referente al segundo plan de rescate para Grecia.
Los europeos discrepan desde hace semanas sobre cómo han de participar los bancos y los fondos de pensiones en el plan. Y esta incertidumbre no ha hecho más que acentuar el nerviosismo de los inversores.
La reunión del lunes por la noche en Bruselas ha permitido algunos avances. Los ministros se han comprometido a hacer cuanto sea necesario para "garantizar la estabilidad financiera" de la moneda única y anunciaron un refuerzo del fondo de rescate financiero para los países en dificultades de la zona euro.
Concretamente quieren reforzar "la flexibilidad" y la "envergadura" del fondo que ya permitió ayudar a Portugal e Irlanda. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, no ha excluido este martes aumentar su capacidad de préstamo, actualmente de 440.000 millones de euros.
También se trataría de autorizar a este mecanismo la compra de deuda pública en el mercado secundario, donde los inversores negocian títulos que ya circulan. Esto permitiría, en el caso de Grecia, reducir el peso de su deuda y de los intereses que paga y, por descontado, la aliviaría.
Un adelanto significativo habida cuenta de que los alemanes y los holandeses se oponían a esta idea basándose en que ya lo hacía el Banco Central Europeo (BCE), el único que desde el estallido de la crisis interviene en el mercado de la deuda mediante este procedimiento.
Quedan por salvar las diferencias sobre la participación de los bancos en el segundo plan de rescate para Grecia.
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